Vea la versión en español a continuación
I’ve written about SerafÃn Vidal before, an agronomist who spends his free time developing an innovative agroforestry system at home. On week days, he works as an extensionist, teaching agroforestry to about 250 farmers around the three main valleys of Cochabamba, Bolivia. These farmers grow mixed orchards of apple and forest trees. The apples provide a crop to sell, and the forest trees provide organic matter and bring up nutrients from deep in the soil. As the trees shed their leaves, they form a mulch that fertilizes the apples and vegetable crops growing on the ground.
Previously, I had visited two of the farmers who SerafÃn teaches, and I sensed their enthusiasm, but recently, Paul, Marcella, Ana and I got a chance to visit SerafÃn at his own home, where he planted his first forest, about ten years ago.
SerafÃn lives in the small town of Arani, about an hour’s drive from Cochabamba. Arani has grown slowly since colonial times, and still has house lots with large garden plots near the central plaza. When SerafÃn took over one of these plots, there was 700 square meters of grass behind the house. The lifeless soil was crusted with salt.
Working on the weekends, SerafÃn tore out the lawn and planted trees, including peaches, figs, plums, prickly pear cactus, apples, avocados, roses, dahlias, gladioli, date palms and native molles, chacatea, trumpetbush, jacaranda, ash, poplar, lloq’e, and qhewiña. He now has about 100 species of herbs, vegetables, fruit trees and climbing vines, including the tastiest grapes I’ve ever eaten. SerafÃn leaves logs and leaf litter on the surface of the earth, as in a natural forest, to decay slowly and fertilize the soil, while providing a habitat for earthworms and other beneficial creatures.
When SerafÃn establishes an agroforest, in the early years he adds a bit of organic matter on top of the soil. But with time, the trees fertilize the earth on their own, just as in a wild forest, where the soil is dark, and naturally fragrant.
SerafÃn scooped up a handful of soil, to show us how it was full of life: earthworms, sow bugs, and larvae of wood-eating beetles. SerafÃn explained: “These larvae have bacteria and fungi in their digestive tract. This is mixed with the dead wood that they eat, enriching the soil.â€
SerafÃn explains that one of the key principles of agroforestry is to imitate the local forest. This diversity keeps plant healthy. In his planted forest, there are no plant diseases, and no weeds, only self-seeding plants that he keeps. The only pests are birds, attracted to the ripe fruit. SerafÃn keeps them out with nets. He controls the persistent fruit fly with traps and natural remedies he makes himself (sulphur-lime, caldo de ceniza and fosfito, which we have described in an earlier blog).
Unlike many extensionists, SerafÃn practices what he teaches. He works out his ideas at home, on his own land, before sharing the principles with farmers, strategically located around the three large valleys of Cochabamba.
Each of these farmers adopts the basic principles of agroforestry, and then becomes an example in their own community. This is important in a system that includes trees, which take years to mature.
SerafÃn maintains that agroforestry is less work than other farming styles. “If we make farming easy, maybe more people will want to be farmers,†he says.
The 4 principles of agroforestry
- Do not disturb the earth. Do not plow it. Plant by making a small hole in the earth with a sharp stick.
- Keep the soil permanently covered. E.g. with fallen leaves, branches, logs and living plants.
- Imitate the local forest. Combine many plant species of different sizes and different live cycles.
- In an agroforestry system, the species live together. They do not compete for nutrients or for light.
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Acknowledgements
Agronomist SerafÃn Vidal works for the Fundación Agrecol Andes. He directs the AgroforesterÃa Dinámica project, sponsored by NATUREFUND. SerafÃn read and commented on a previous version of this blog.
Scientific names of native species
Molle Schinus molle
Chacatea Dodonaea viscosa
Trumpetbush (lluvia de oro) Tecoma sp.
Jacaranda Jacaranda mimosifolia
Ash (fresno) Fraxinus sp.
Poplar (aliso) Populus sp.
Lloq’e Kageneckia lanceolata
Qhewiña Polylepis spp.
EN CASA CON LA AGROFORESTERÃA
26 de febrero del 2023, por Jeff Bentley
Ya he escrito antes sobre SerafÃn Vidal, un ingeniero agrónomo que dedica su tiempo libre a desarrollar un innovador sistema agroforestal en casa. Los dÃas hábiles, él trabaja como asistente técnico, enseñando agroforesterÃa dinámica a unos 250 agricultores de los tres valles principales de Cochabamba, Bolivia. Estos agricultores cultivan huertos combinados de manzanos y árboles forestales. Los manzanos proporcionan una cosecha que vender, y los árboles forestales aportan materia orgánica y nutrientes desde las profundidades del suelo. Cuando los árboles se desprenden de sus hojas, forman un mulch que fertiliza los manzanos y las hortalizas sembrados en el suelo.
Anteriormente, yo habÃa visitado a dos de los agricultores que SerafÃn enseña, y percibà su entusiasmo, pero hace poco, Paul, Marcella, Ana y yo tuvimos la oportunidad de visitar a SerafÃn en su propia casa, donde plantó su primer bosque, hace unos diez años.
SerafÃn vive en el pueblo de Arani, a una hora en coche de Cochabamba. Arani ha crecido lentamente desde la época colonial, y todavÃa tiene parcelas de casas con grandes huertos cerca de la plaza central. Cuando SerafÃn se hizo cargo de una de estas parcelas, habÃa 700 metros cuadrados de grama detrás de la casa. La tierra, sin vida, tenÃa afloramientos de sal.
Trabajando los fines de semana, SerafÃn arrancó el césped y plantó árboles, entre ellos durazneros, higos, ciruelos, tunas, manzanos, paltos, rosas, dalias, gladiolos, palma dátil y los nativos molles, chacatea, lluvia de oro, jacaranda, fresno, aliso, lloq’e, y qhewiña. Ahora tiene unas 100 especies de hierbas, verduras, árboles frutales y vides trepadoras, incluidas las uvas más sabrosas que jamás he comido. SerafÃn deja troncos y hojarascas en la superficie de la tierra, como en un bosque natural, para que se descompongan lentamente y fertilicen el suelo, al tiempo que dan un hábitat para las lombrices de tierra y otras criaturas beneficiosas.
Cuando SerafÃn establece un sistema agroforestal, en los primeros años añade un poco de materia orgánica sobre el suelo. Pero con el tiempo, los árboles fertilizan la tierra por sà solos, como en un bosque silvestre, donde el suelo es oscuro y tiene un rico olor de forma natural.
SerafÃn recogió un puñado de tierra para mostrarnos que estaba llena de vida: lombrices, chanchitos y larvas de escarabajos comedores de madera. SerafÃn nos lo explicó: “Estas larvas tienen bacterias y hongos en su tracto digestivo. Esto se mezcla con la madera muerta que comen, enriqueciendo el suelo”.
SerafÃn explica que uno de los principios clave de la agroforesterÃa es imitar el bosque local. Esta diversidad mantiene sanas las plantas. En su bosque plantado no hay enfermedades de las plantas, ni malezas, sólo plantas que se auto-siembran y que él valora. Las únicas dificultades son los pájaros, atraÃdos por la fruta madura. SerafÃn los mantiene alejados con redes. Controla la persistente mosca de la fruta con trampas y remedios naturales que él mismo fabrica (sulfocálcico, caldo de ceniza, biol y fosfito, que ya hemos descrito en un blog anterior).
A diferencia de muchos técnicos, SerafÃn practica lo que enseña. Da vida a sus ideas en casa, en su propia tierra, antes de compartir los principios con los agricultores, ubicados estratégicamente alrededor de los tres grandes valles de Cochabamba (el Valle Alto, el Valle Bajo, y el Valle de Sacaba).
Cada uno de estos agricultores adopta los principios básicos de la agroforesterÃa, y luego se convierte en un ejemplo en su propia comunidad. Esto es importante en un sistema que incluye árboles, que tardan años en madurar.
SerafÃn sostiene que la agroforesterÃa da menos trabajo que otros estilos de cultivo. “Si hacemos que la agricultura sea fácil, quizá más gente quiera ser agricultor”, afirma.
Los 4 principios de la agroforesterÃa
- No mover el suelo. No ararlo. Sembrar haciendo un pequeño agujero en la tierra con un palo puntiagudo.
- Tener cobertura permanente sobre el suelo. Por ejemplo, con hojas caÃdas, ramas, troncos y plantas vivas.
- Imitar el bosque del lugar. Combinar muchas especies de plantas de diferentes tamaños y diferentes ciclos de vida.
- En el sistema agroforestal, hay convivencia entre todas las especies. No hay competencia por nutrientes ni luz.
Previamente en el blog de Agro-Insight
Mirar el video
Agradecimientos
El ingeniero SerafÃn Vidal trabaja para la Fundación Agrecol Andes. Conduce el proyecto de AgroforesterÃa Dinámica, financiada por NATUREFUND. SerafÃn leyó e hizo comentarios sobre una versión previa de este blog.
Nombres cientÃficos de especies nativas
Molle Schinus molle
Chacatea Dodonaea viscosa
Lluvia de oro Tecoma sp.
Jacaranda Jacaranda mimosifolia
Fresno Fraxinus sp.
Aliso Populus sp.
Lloq’e Kageneckia lanceolata
Qhewiña Polylepis spp.
Nederlandse versie hieronder
As the world is waking up to address the challenges of environmental degradation and climate change, many countries realize that chemical fertilizers and pesticides are technologies of the past. While organic and ecological farmers use their ingenuity to keep pests and diseases at bay and to improve soil fertility with local inputs, the commercial sector has also seen the enormous potential to sell natural products.
Welcomed by engineer Jimmy Ciancas, at BioTop, the commercial wing of Proinpa, a Bolivian research agency headquartered in Cochabamba. Jeff, Ana, Marcella and I are impressed by the sophisticated, technical setup of the BioTop plant where they mass produce a wide range of organic inputs, such as probiotics. BioTop has invested decades of research and development into its organic inputs, testing them all on farmers’ field before producing them commercially.
After analysing local soil samples in the laboratory, the most effective micro-organisms are isolated, and then mass multiplied. Besides beneficial lactic acid bacteria and yeasts, BioTop also produces bacteria and fungi that can kill insect pests or harmful fungi. In each of their four bioreactors, they can multiply 120 litres of highly concentrated micro-organisms, once every three days. As it only takes 100 ml to spray a hectare, their current set up provides organic inputs for 400,000 hectares of agricultural land.
This technology has an enormous potential to boost organic and natural farming across the globe. It is also good to see a country like Bolivia making its own organic inputs, keeping some measure of independence from multinational corporations.
When we tell Jimmy Ciancas that we are making a farmer training video on biol, a fermented liquid fertilizer, we ask if Proinpa also makes this. “It is one of the few products that we do not produce, because there is no profit to be made with biol. It requires too much work. Also, our commercial organic inputs need to be certified by SENASAG, the national certification agency, so we need to have highly standardised products. If the label says that it contains one type of micro-organism at a given concentration, the product needs to be as stated on the label.â€
I realize that these regulations are intended to standardise products, but they also limit the ability of a company to make more complex mixtures. A spoonful of soil has thousands of species of micro-organisms, so limiting a preparation to just one species may do little to increase the diversity of a complex living soil community.
I wondered if biol could be useful to fight a soil pathogen, or to boost soil fertility, so I ask Jimmy Ciancas if biol is a useful technology for farmers. “Yes, of course it is. It enriches the complex community of soil micro-organisms with a variety of beneficial bacteria, fungi and yeasts.†As farmers mix legumes that are rich in plant hormones with the fresh manure of their animals, the micro-organisms in biol made by one farmer will differ from this made by another.
I was glad to hear an expert confirm the usefulness of biol, a low-tech technology. The training video we are making on biol will be appreciated by farmers who want to make their own solutions.
The visit to the factory reminded us that bioinputs may be profitably made on different scales. A modern company with a state-of-the-art plant can refine specific, beneficial micro-organisms and sell them to farmers in convenient bottles. Meanwhile, farmers can make their own inputs with many micro-organisms, which will also fight pests and improve the soil. Commercial and craft styles of making beneficial organisms will both be useful in the transition away from imported agrochemicals.
Watch related videos on the Access Agriculture video platform
Healthier crops with good micro-organisms
Organic biofertilizer in liquid and solid form
Good microbes for plants and soil
Vermiwash: an organic tonic for crops
Commercialisering van biologische inputs
Nu de wereld wakker wordt om de uitdagingen van de verloedering van het milieu en de klimaatverandering aan te pakken, beseffen veel landen dat chemische meststoffen en pesticiden technologieën uit het verleden zijn. Terwijl biologische en ecologische boeren hun vindingrijkheid gebruiken om plagen en ziekten op afstand te houden en de vruchtbaarheid van de bodem te verbeteren met lokale inputs, heeft ook de commerciële sector het enorme potentieel gezien om natuurlijke producten te verkopen.
Verwelkomd door ingenieur Jimmy Ciancas, bij BioTop, de commerciële vleugel van Proinpa, een Boliviaans onderzoeksinstituut met hoofdkantoor in Cochabamba. Jeff, Ana, Marcella en ik zijn onder de indruk van de geavanceerde, technische opzet van de BioTop-fabriek waar ze een breed scala aan biologische inputs, zoals probiotica, in massa produceren. BioTop heeft tientallen jaren van onderzoek en ontwikkeling geïnvesteerd in zijn biologische inputs en heeft ze allemaal getest op het veld van de boeren voordat ze commercieel worden geproduceerd.
Na analyse van lokale bodemmonsters in het laboratorium worden de meest effectieve micro-organismen geïsoleerd en vervolgens massaal vermenigvuldigd. Naast nuttige melkzuurbacteriën en gisten produceert BioTop ook bacteriën en schimmels die insectenplagen of schadelijke schimmels kunnen doden. In elk van hun vier bioreactoren kunnen ze 120 liter sterk geconcentreerde micro-organismen vermenigvuldigen, eens in de drie dagen. Aangezien er slechts 100 ml nodig is om een hectare te besproeien, levert hun huidige opzet biologische inputs voor 400.000 hectare landbouwgrond.
Deze technologie heeft een enorm potentieel om de biologische en ecologische landbouw over de hele wereld te stimuleren. Het is ook goed om te zien dat een land als Bolivia zijn eigen biologische inputs maakt, zodat het enigszins onafhankelijk blijft van multinationals.
Als we Jimmy Ciancas vertellen dat we een trainingsvideo maken over biol, een gefermenteerde vloeibare meststof, vragen we of Proinpa die ook maakt. “Het is een van de weinige producten die we niet maken, want met biol valt geen winst te maken. Het vergt te veel werk. Bovendien moeten onze commerciële biologische inputs worden gecertificeerd door SENASAG, het nationale certificeringsagentschap, dus moeten we sterk gestandaardiseerde producten hebben. Als op het etiket staat dat het één soort micro-organisme in een bepaalde concentratie bevat, moet het product zijn zoals op het etiket staat.”
Ik besef dat deze voorschriften bedoeld zijn om producten te standaardiseren, maar ze beperken ook de mogelijkheden van een bedrijf om complexere mengsels te maken. Een lepel grond bevat duizenden soorten micro-organismen, dus het beperken van een preparaat tot slechts één soort kan weinig bijdragen aan de diversiteit van een complexe levende bodemgemeenschap.
Ik vroeg me af of biol nuttig zou kunnen zijn om een bodemziekteverwekker te bestrijden, of om de vruchtbaarheid van de bodem te verhogen, dus vroeg ik Jimmy Sianca of biol een nuttige technologie is voor boeren. “Ja, natuurlijk is het dat. Het verrijkt de complexe gemeenschap van bodemmicro-organismen met een verscheidenheid aan nuttige bacteriën, schimmels en gisten.”
Aangezien boeren peulvruchten die rijk zijn aan plantenhormonen mengen met de verse mest van hun dieren, zullen de micro-organismen in biol die door de ene boer worden gemaakt, verschillen van die van een andere boer.
Ik was blij een deskundige het nut van biol, een low-tech technologie, te horen bevestigen. De trainingsvideo die we over biol maken zal gewaardeerd worden door boeren die hun eigen oplossingen willen maken.
Het bezoek aan de fabriek herinnerde ons eraan dat bio-inputs op verschillende schaalniveaus rendabel kunnen worden gemaakt. Een modern bedrijf met een ultramoderne fabriek kan specifieke, nuttige micro-organismen verfijnen en ze in handige flesjes aan de boeren verkopen. Ondertussen kunnen boeren hun eigen inputs maken met vele micro-organismen, die ook plagen bestrijden en de bodem verbeteren. Zowel commerciële als ambachtelijke methoden om nuttige organismen te maken zullen nuttig zijn bij de overgang van geïmporteerde landbouwchemicaliën.
Bekijk gerelateerde videos op het Access Agriculture video platform
Healthier crops with good micro-organisms
Organic biofertilizer in liquid and solid form
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Ever since I read David Montgomery’s book, Growing a Revolution, I have appreciated the importance of no till. Forsaking the plow not only prevents soil erosion, but cares for beneficial micro-organisms living in the soil. But Montgomery doesn’t go into details about how to avoid plowing in a garden. Most gardening advice books tell you to pulverize the soil before planting vegetable seed. I don’t do that anymore.
I have tried to leave my garden soil unworked, scratching rows for the seed, with reasonable results, but the soil still seems a little hard.
I recently facilitated a workshop for script writers. One group wrote about tests to analyze the soil, including one that uses a plastic bottle and a cloth to measure particulate soil matter. A healthy soil has many small clumps of carbon.
For some added inspiration, the script writers and I went to Granja Polen, a small, ecological farm near Cochabamba, Bolivia. We were met by Willi Flores, who has worked at the farm off and on for 17 years, ever since he was in high school.
Willi showed us a system none of us had seen before for no-till vegetables.
They make a small, raised bed of soil about 20 cm high (8 inches). When the farmers made the vegetable beds, they enriched the soil with lots of small pieces of wood, like dead twigs and branches from eucalyptus and other trees on the farm.
After harvesting one crop of vegetables, the farmers avoid turning over the soil. They simply make a small hole in the soil and add a plug of soil with a seedling. The soil is so soft you can easily make a hole in it with your bare fingers. For added nutrients, the farmers add a little composted manure (from their three dairy cows) to the top of the vegetable bed.
Willi explains that the sprinkler irrigation washes the nutrients down to the roots of the vegetables.
The vegetable beds are never turned over and the wood in the soil slowly decomposes, over the years, providing a soft, rich soil, full of healthy carbon.
For the past four years, Paul has been using a similar technique in his garden: wood-rich raised vegetable and berry beds called hügelbeds, but the bare soil surface gets hard when it is exposed to the sun. It seems that the trick is to periodically add some composted manure to the surface and keep the soil covered all year round.
Related Agro-insight blogs
A revolution for our soil (A review of Growing a Revolution)
Acknowledgements
On this farm visit I was accompanied by Jhon Huaraca, Samuel Palomino and Eliseo Mamani, who are writing a video script on soil tests.
HORTALIZAS SIN LABRANZA
Jeff Bentley, 11 de diciembre del 2022
Desde que leà el libro de David Montgomery, Growing a Revolution, he apreciado la importancia de la cero labranza. Olvidándose del arado no sólo evita la erosión del suelo, sino que cuida a los microorganismos benéficos que viven en el suelo. Pero Montgomery no entra en detalles sobre cómo evitar el arar en un huerto. La mayorÃa de los libros de jardinerÃa dicen que hay que pulverizar el suelo antes de sembrar las semillas de hortalizas. Yo ya no hago eso.
He intentado dejar el suelo en mi jardÃn sin trabajarlo, rascando las hileras para la semilla, con resultados razonables, pero la tierra todavÃa me parece un poco dura.
Recientemente he facilitado un taller para escritores de guiones. Un grupo escribió sobre pruebas para analizar el suelo, incluida una que usa una botella de plástico y una tela para medir las partÃculas de la materia orgánica. Un suelo sano tiene muchos pequeños grumos de carbono.
Para inspirarnos un poco más, los guionistas y yo fuimos a la Granja Polen, una pequeña granja ecológica cerca de Cochabamba, Bolivia. Nos recibió Willi Flores, que ha trabajado en la granja durante 17 años, desde que estaba en el colegio.
Willi nos mostró un sistema que ninguno de nosotros habÃa visto antes para las hortalizas sin labranza.
Hacen un pequeño camellón de unos 20 cm de altura. Cuando los agricultores hicieron los camellones, enriquecieron el suelo con muchos trozos pequeños de leña, como ramitas muertas de eucaliptos y otros árboles de la finca.
Después de cosechar las hortalizas, los agricultores evitan remover el suelo. Simplemente hacen un pequeño agujero en la tierra y ponen un plantÃn en su pedazo de suelo. La tierra es tan blanda que se puede hacer fácilmente un agujero en ella con los dedos. Para añadir nutrientes, los agricultores añaden un poco de estiércol compostado (de sus tres vacas lecheras) en la superficie del camellón.
Willi explica que el riego por aspersión arrastra los nutrientes hasta las raÃces de las verduras.
Los camellones nunca se voltean y la leña en el suelo se descompone lentamente, a lo largo de los años, proporcionando un suelo suave y rico, lleno de carbono saludable.
Durante los últimos cuatro años, Paul ha usado una práctica similar en su huerto: un camellón lleno de leña llamado hügelbed, donde produce hortalizas y bayas, pero la superficie desnuda del suelo siempre se queda dura cuando está expuesta al sol. Parece que el truco es de vez en cuando agregar un poco de estiércol compostado a la superficie, y mantener el suelo cubierto todo el año.
Previamente en el blog de Agro-Insight
Una revolución para nuestro suelo
Agradecimientos
En esta visita a la finca me acompañaron Jhon Huaraca, Samuel Palomino y Eliseo Mamani, que están escribiendo un guion de video sobre análisis de suelos.
Listen before you film
Vea la versión en español a continuación
Smallholder farmers always have something thoughtful to say. At Agro-Insight when we film videos, we often start by holding a workshop where we write the scripts with local experts. We write the first draft of the script as a fact sheet. Then we share the fact sheet with communities, so they can validate the text, but also to criticize it, like a peer review.
This week in a peri-urban community on the edge of Cochabamba, Bolivia, we met eight farmers, seven women and a young man, who grow organic vegetables. Their feedback was valuable, and sometimes a little surprising.
For example, one fact sheet on agroecological marketing stressed the importance of trust between growers and consumers, who cannot tell the difference between organic and conventional tomatoes just by looking at them. But these practiced farmers can. They told us that the organic tomatoes have little freckles, and are a bit smaller than conventional tomatoes. That’s the perspective that comes from a lot of experience.
The fact sheet on the potato tuber moth, a serious global pest, had background information and some ideas on control. The moth can be controlled by dusting seed potatoes with chalk (calcium carbonate), a natural, non-metallic mineral. The chalk contains small crystals that irritate and kill the eggs and larvae of the moth. This idea caught the farmers’ imagination. They wanted to know more about the chalk, and where to get it and how to apply it. (It is a white powder, that is commonly sold in hardware stores, as a building material). Our video will have to make carefully explain how to use chalk to control the tuber moth.
The reaction that surprised me the most was from the fact sheet on soil analysis. The fact sheet described two tests, one to analyze pH and another to measure soil carbon. The tests were a bit complex, and a lot to convey in one page. I was prepared for confusion, but instead, we got curiosity. The women wanted to know more about the pH paper, where could they buy it? What would pH tell them about managing their soils? Could we come back and give them a demonstration on soil analysis? Smallholders are interested in soil, and interested in learning more about it.
As we were leaving, we thanked the farmers for their time and help.
They replied that they also wanted to thank us: for listening to them, for taking them into account. “It should always be like this.†They said “New ideas should be developed with farmers, not in the office.â€
Paul and Marcella and I will be back later to make videos on these topics, to share with farmers all over the world. Listening to smallholders early in the video-making, before getting out the camera, helps to make sure that other farmers will find the videos relevant when they come out.
ESCUCHAR ANTES DE FILMAR
Jeff Bentley, 4 de diciembre del 2022
Los pequeños agricultores siempre tienen algo interesante que decir. En Agro-Insight, cuando filmamos vÃdeos, solemos empezar por celebrar un taller donde escribimos los guiones con expertos locales. Escribimos el primer borrador del guion en forma de hoja volante. Luego compartimos la hoja volante con las comunidades, para que puedan validar el texto, pero también para que lo critiquen, como una revisión por pares.
Esta semana, en una comunidad periurbana de las afueras de Cochabamba, Bolivia, nos reunimos con ocho agricultores, siete mujeres y un joven, que cultivan verduras orgánicas. Sus comentarios fueron valiosos, y a veces un poco sorprendentes.
Por ejemplo, una hoja volante sobre la comercialización agroecológica destacaba la importancia de la confianza entre los productores y los consumidores, que no pueden diferenciar los tomates ecológicos de los convencionales con sólo mirarlos. Pero estas agricultoras experimentadas sà pueden. Nos dijeron que los tomates ecológicos tienen pequeñas pecas y son un poco más pequeños que los convencionales. Esa es la perspectiva que da la experiencia.
La hoja informativa sobre la polilla de la papa, una grave plaga a nivel mundial, tenÃa información de fondo y algunas ideas sobre su control. La polilla puede controlarse cubriendo las papas de siembra con tiza (carbonato cálcico), un mineral natural no metálico. La tiza contiene pequeños cristales que irritan y matan los huevos y las larvas de la polilla. Esta idea llamó la atención de los agricultores. QuerÃan saber más sobre la tiza, dónde conseguirla y cómo aplicarla. (Se trata de un polvo blanco que se vende en las ferreterÃas como material de construcción). Nuestro video tendrá que explicar cuidadosamente cómo usar la tiza para controlar la polilla del tubérculo.
La reacción que más me sorprendió fue la de la hoja volante sobre el análisis del suelo. La hoja volante describÃa dos pruebas, una para analizar el pH y otra para medir el carbono del suelo. Las pruebas eran un poco complejas, y mucho para transmitir en una página. Yo estaba preparado para la confusión, pero en lugar de eso, obtuvimos curiosidad. Las mujeres querÃan saber más sobre el papel de pH, ¿dónde podÃan comprarlo? ¿Qué les dirÃa el pH sobre el manejo de sus suelos? ¿PodrÃamos volver y hacerles una demostración sobre el análisis del suelo? Los pequeños agricultores se interesan por el suelo y quieren aprender más sobre ello.
Cuando nos Ãbamos, dimos las gracias a las agricultoras por su tiempo y su ayuda.
Ellas respondieron que también querÃan darnos las gracias a nosotros: por escucharles, por tenerles en cuenta. “Siempre deberÃa ser asÔ. Dijeron: “Las nuevas ideas deben desarrollarse con los agricultores, no en la oficina”.
Paul, Marcella y yo volveremos más tarde a hacer videos sobre estos temas, para compartirlos con los agricultores de todo el mundo. Escuchar a los pequeños agricultores al principio de la realización del vÃdeo, antes de sacar la cámara, ayuda a asegurarse de que otros agricultores encontrarán los videos pertinentes cuando se publiquen.
Vea la versión en español a continuación
In southwestern Bolivia, a whole ecosystem has been nearly destroyed, to export quinoa, but some people are trying to save it.
Bolivia’s southern Altiplano is a harsh place to live. Although it is in the tropical latitudes it is so high, over 3800 meters, that it often freezes. Its climax forest, the t’ular, is only a meter tall, made up of native shrubs, grasses and cactuses.
For centuries on the southern Altiplano, farmers grew quinoa, an annual plant with edible seeds, in the shelter of little hills. No other crop would grow in this high country. People herded llamas on the more exposed plains of the Altiplano. The farmers would take quinoa in packs, carried by llamas, to other parts of Bolivia to trade for maize, fruit and chuño (traditional freeze-dried potatoes) as well as wool, salt and jerky.
In about 2010 quinoa became a fad food, and export prices soared. Bolivian plant breeder, Alejandro Bonifacio, who is from the Altiplano, estimates that 80% of the t’ular was plowed under to grow quinoa from 2010 to 2014.This was the first time that farmers cleared the dwarf forest growing on the open plains.
After the brief quinoa boom ended, in some places, only 30% of the lands cleared on the t’ular were still being farmed. The rest had simply been turned into large patches of white sand. The native plants did not grow back, probably because of drought and wind linked to climate change.
At the start of the quinoa boom, Dr. Bonifacio and colleagues at Proinpa, a research agency, realized the severity of the destruction of the native ecosystem, and began to develop a system of regenerative agriculture.
In an early experience, they gathered 20 gunny bags of the seed heads of different species of t’ulas, the native shrubs and grasses. They scattered the seeds onto the sandy soil of abandoned fields. Out of several million seeds, only a dozen germinated and only four survived. After their first unsuccessful experience with direct seeding, the researchers and their students learned to grow seeds of native plants in two nurseries on the Altiplano, and then transplant them.
So much native vegetation has been lost that it cannot all be reforested, so researchers worked with farmers in local communities to experiment with live barriers. These were two or three lines of t’ula transplanted from the nurseries to create living barriers three meters wide. The live barriers could be planted as borders around the fields, or as strips within the large ones, spaced 30 to 45 meters apart. This helped to slow down soil erosion caused by wind, so farmers could grow quinoa (still planted, but in smaller quantities, to eat at home and for the national market, after the end of the export boom). Growing native shrubs as live barriers also gave farmers an incentive to care for these native plants.
By 2022, nearly 8000 meters of live barriers of t’ula have been planted, and are being protected by local farmers. The older plants are maturing, thriving and bearing seed. Some local governments and residents have started to drive to Proinpa, to request seedlings to plant, hinting at a renewed interest in these native plants.
The next step in creating a new regenerative agriculture was to introduce a rotation crop into the quinoa system. But on the southern Altiplano, no other crop has been grown, besides quinoa (and a semi-wild relative, qañawa). In this climate, it was impossible even to grow potatoes and other native roots and tubers.
NGOs suggested that farmers rotate quinoa with a legume crop, like peas or broad beans, but these plants died every time.
Bonifacio and colleagues realized that a new legume crop would be required, but that it would have to be a wild, native plant. They began experimenting with native lupines. The domesticated lupine, a legume, produces seeds in pods which remain closed even after the plant matures. When ancient farmers domesticated the lupine, they selected for pods that stayed closed, so the grains would not be lost in the field. But the pods of wild legumes shatter, scattering their seeds on the ground.
Various methods were tried to recover the wild lupine seed, including sifting it out of the sand. Researchers eventually learned that the seed was viable before it was completely dry, before the pod burst. After the seed dried, it went into a four-year dormancy.
In early trials with farmers, the wild lupines have done well as a quinoa intercrop. Llamas will eat them, and the legumes improve the soil. When the quinoa is harvested in March, April and May, the lupine remains as a cover crop, reaching maturity the following year, and protecting the soil.
The quinoa boom was a tragedy. A unique ecosystem was nearly wiped out in four years. The market can provide perverse incentives to destroy a landscape. The research with native windbreaks and cover crops is also accompanied by studies of local cactus and by breeding varieties of quinoa that are well-adapted to the southern Altiplano. This promises to be the basis of a regenerative agriculture, one that respects the local plants, including the animals that eat them, such as the domesticated llama and the wild vicuña, while also providing a livelihood for native people.
Further reading
Bonifacio, Alejandro, Genaro Aroni, Milton Villca & Jeffery W. Bentley 2022 Recovering from quinoa: regenerative agricultural research in Bolivia. Journal of Crop Improvement, DOI: 10.1080/15427528.2022.2135155
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Wind erosion and the great quinoa disaster
Related videos
Living windbreaks to protect the soil
The wasp that protects our crops
Acknowledgements
Dr. Alejandro Bonifacio works for the Proinpa Foundation. This work was made possible with the kind support of the Collaborative Crop Research Program (CCRP) of the McKnight Foundation.
RECUPERÃNDOSE DEL BOOM DE LA QUINUA
Por Jeff Bentley, 30 de octubre del 2022
En el suroeste de Bolivia, todo un ecosistema casi se ha destruido para exportar quinua, pero algunas personas intentan salvarlo.
Es difÃcil vivir en el Altiplano sur de Bolivia. Aunque está en latitudes tropicales, está tan alto, a más de 3.800 metros, que a menudo se congela. Su bosque clÃmax, el t’ular, sólo tiene un metro de altura, formado por arbustos, hierbas y cactus nativos.
Durante siglos, en el Altiplano sur, los agricultores cultivaron quinua (una planta de ciclo anual y tallo herbáceo) con semillas comestibles, al abrigo de las pequeñas colinas. Ningún otro cultivo crecÃa en esta zona alta. En las llanuras más expuestas del Altiplano, la gente arreaba llamas. Los campesinos llevaban la quinua cargados por las llamas, a otras partes de Bolivia para intercambiarla por maÃz, frutas, chuño, lana, sal, y charqui.
Hacia 2010, la quinua se convirtió en un alimento de moda y los precios de exportación se dispararon. El fitomejorador boliviano Alejandro Bonifacio, originario del Altiplano, calcula que entre 2010 y 2014 se aró el 80% del t’ular para cultivar quinua.
Tras el breve auge de la quinua, en algunas zonas solo el 30% de las tierras desmontadas en el t’ular seguÃan siendo cultivadas. El resto simplemente se habÃa convertido en grandes manchas de arena blanca. Las plantas nativas no volvieron a crecer, probablemente por la sequÃa y el viento atribuible al cambio climático).
Al comienzo del boom de la quinua, el Dr. Bonifacio y sus colegas de Proinpa, una agencia de investigación, se dieron cuenta de la gravedad de la destrucción del ecosistema nativo, y comenzaron a desarrollar un sistema de agricultura regenerativa.
En una de las primeras experiencias, reunieron 20 gangochos conteniendo frutos con las diminutas semillas de diferentes especies de t’ulas, los arbustos nativos y pastos. Esparcieron las semillas en el arenoso suelo de los campos abandonados. De varios millones de semillas, sólo germinaron una decena que al final quedaron cuatro plantas sobrevivientes. Tras su primera experiencia frustrante con la siembra directa, los investigadores y sus estudiantes aprendieron a cultivar semillas de plantas nativas en dos viveros del Altiplano con fines de trasplantarlos.
Se ha perdido tanta vegetación nativa que no se puede reforestarla toda, asà que los investigadores trabajaron con los agricultores de las comunidades locales para experimentar con barreras vivas. Se trataba de dos o tres lÃneas de t’ula trasplantadas desde los viveros para crear barreras vivas de tres metros de ancho. Las barreras vivas podÃan plantarse como bordes alrededor de las parcelas, o como franjas dentro de los campos grandes, con una separación de 30 a 45 metros. Esto ayudó a frenar la erosión del suelo causada por el viento, para que los agricultores pudieran cultivar quinua (que aún se siembra, pero en menor cantidad, para comer en casa y para el mercado nacional, tras el fin del boom de las exportaciones). El cultivo de arbustos nativos como barreras vivas también incentivó a los agricultores a cuidar estas plantas nativas.
En 2022, se han plantado casi 8.000 metros de barreras vivas de t’ula, que se protegen por los agricultores locales. Las plantas más antiguas están madurando, prosperando y formando semilla. Algunos residentes y gobiernos locales han comenzado a llegar a Proinpa, para pedir plantines para plantar, lo que indica un renovado interés en estas plantas nativas.
El siguiente paso en la creación de una nueva agricultura regenerativa era introducir un cultivo de rotación en el sistema de la quinua. Pero en el Altiplano sur no se ha cultivado ningún otro cultivo, aparte de la quinua (y un pariente semi-silvestre, la qañawa). En este clima, era imposible incluso cultivar papas y otras raÃces y tubérculos nativos.
Las ONGs sugirieron a los agricultores que rotaran la quinoa con un cultivo de leguminosas, como arvejas o habas, pero estas plantas morÃan siempre.
Bonifacio y sus colegas se dieron cuenta de que serÃa necesario tener un nuevo cultivo de leguminosas, pero que tendrÃa que ser una planta silvestre y nativa. Empezaron a experimentar con lupinos nativos. El lupino domesticado es el tarwi, una leguminosa, produce semillas en vainas que permanecen cerradas incluso después de que la planta madure. Cuando los antiguos agricultores domesticaron el lupino, seleccionaron las vainas que permanecÃan cerradas, para que los granos no se perdieran en el campo. Pero las vainas de las leguminosas silvestres se rompen, esparciendo sus semillas por el suelo.
Se intentaron varios métodos para recuperar la semilla de lupinos silvestre, incluido tamizando la arena. Los investigadores descubrieron que la semilla era viable antes de estar completamente seca, antes de que la vaina reventara. Una vez seca, la semilla entraba en un periodo de dormancia de cuatro años.
En los primeros ensayos con agricultores, los lupinos silvestres han funcionado bien como cultivo intermedio de la quinoa. Las llamas los comen y las leguminosas mejoran el suelo. Cuando se cosecha la quinoa en marzo, abril y mayo, el lupino permanece como cultivo de cobertura, alcanzando la madurez al año siguiente y protegiendo el suelo.
El boom de la quinoa fue una tragedia. Un ecosistema único estuvo a punto de desaparecer en cuatro años. El mercado puede ofrecer incentivos perversos para destruir un paisaje. La investigación con barreras vivas nativas y cultivos de cobertura también va acompañada de estudios de cactus locales y del fitomejoramiento de variedades de quinua bien adaptadas al Altiplano sur. Esto promete ser la base de una agricultura regenerativa, que respete las plantas locales, incluidos los animales que se alimentan de ellas, como la llama domesticada y la vicuña silvestre, y al mismo tiempo proporcionando un medio de vida a la gente nativa.
Lectura adicional
Bonifacio, Alejandro, Genaro Aroni, Milton Villca & Jeffery W. Bentley 2022 Recovering from quinoa: regenerative agricultural research in Bolivia. Journal of Crop Improvement, DOI: 10.1080/15427528.2022.2135155
Previamente en el blog de Agro-Insight
Destruyendo el altiplano sur con quinua
Videos sobre el tema
Barreras vivas para proteger el suelo
La avispa que protege nuestros cultivos
Agradecimiento
El Dr. Alejandro Bonifacio trabaja para la Fundación Proinpa. Este trabajo se hizo con el generoso apoyo del Programa Colaborativo de Investigación de Cultivos (CCRP) de la Fundación McKnight.