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The joy of business July 16th, 2017 by

Vea la versión en español a continuación

On the 29th of June in Cochabamba, I watched as 39 farmers’ associations met with 183 businesses, in a large, rented ballroom, where tables just big enough for four were covered in white tablecloths and arranged in a systematic grid pattern.

cacao y árbolesAll day long the farmers and entrepreneurs huddled together, in 25-minute meetings, scheduled one after the other, for as many as 15 meetings during the day, as the farmers explained the virtues of products like aged cheeses, shade-grown cacao, and bottled mango sweetened with yacón (an Andean tuber). Some businesses had come to buy these products, but others were there to sell the farmers two-wheeled tractors and other small machines.

mango en alímbar de yacónEach association or business had filled out a sheet listing their interests and products. The organizer used computerized software to match up groups by interest, and set a time for the meetings. The time was tracked by a large, computerized clock, projected onto the wall.

At the end of each of the 25 minute meetings, each table filled out a one-page form stating if they had agreed to meet for another business deal (yes, no, maybe), and if so when (within three months, or later), and the amount of the probable deal. By the end of the day, the farmers and the business people had agreed to do business worth 56 million bolivianos, equivalent to $8.2 million.

Business representatives came from five foreign countries: Belgium, Peru, the Netherlands, Spain, and Argentina, to buy peanuts and other commodities. But most of the buyers and sellers were from Bolivia and only 6% of the trade was for export.

The meeting was self-financed. Each farmer’s group paid $45 to attend and each entrepreneur paid $50. This is the ninth annual agro-business roundtable, so it looks like an institution that may last.

Business is a two-way street. For example, one innovative producer of fish sausages made deals to sell his fine products to hotels and supermarkets, but he also agreed to buy a machine to vacuum pack smoked fish, and another deal to buy trout from a farmers’ association.

la boletaWith over 400 people lost in happy conversation on the ballroom floor, I barely noticed the three staff-members on the side, sitting quietly at a table, typing up each sheet from each deal, using special software which allows the statistics to be compiled in real time. This will also help with follow-up. Two months after the roundtable, professionals from Fundación Valles will ring up the group representatives with a friendly reminder: “You are near the three month mark when you agreed to meet and buy or sell (a given product). How is that coming?”

Miguel Florido, facilitator, explained that in previous years the roundtable brought in $14 million in business, but that was mostly with banks and insurance companies, signing big credit deals, or insurance policies. Now the money amount has dropped a bit, but people are buying and selling tangible, local products, which is what the farmers want. It can be difficult and time-consuming for smallholders and entrepreneurs to meet each other, but with imaginative solutions buyers and sellers can connect.

Acknowledgment: this roundtable was organized by Fundación Valles and Fundesnap.

LA ALEGRÍA DEL NEGOCIO

El 29 de junio en Cochabamba, observé mientras 39 asociaciones de agricultores se reunieron con 183 empresas en un salón de eventos, lleno de mesas que eran el tamaño perfecto para cuatro personas.

cacao y árbolesTodo el día los agricultores y empresarios se juntaron, en reuniones de 25 minutos, hasta 15 reuniones durante el día, donde los productores explicaban las bondades de productos como quesos añejos, cacao producido bajo sombra, y frascos de mango endulzados con yacón (un tubérculo andino). Algunas empresas vinieron para comprar esos productos, mientras otros estaban en plan de vender motocultores y otras pequeñas máquinas a los agricultores.

mango en alímbar de yacónCada asociación o empresa había llenado una hoja detallando sus intereses y sus productos. El organizador usó software computarizado para juntar los grupos según sus intereses y fijar una hora para sus reuniones. La hora se controlaba con un reloj grande y computarizado que se proyectaba a la pared.

Al final de cada una de las reuniones de 25 minutos, cada mesa llenaba un formulario indicando si habían quedado en volver a reunirse para hacer negocios (sí, no, tal vez), y cuándo (dentro de tres meses, o más tarde), y el monto probable del trato. Al fin del día, salió que los agricultores y las empresas habían fijado tratos por un valor de 56 millones bolivianos, equivalente a $8.2 millones.

Asistieron empresas de cinco países extranjeros: Bélgica, Perú, Holanda, España, y la Argentina, para comprar maní y otros productos. Pero la mayoría de los vendedores y compradores eran bolivianos y solo 6% de la venta era para exportar.

La reunión era auto-financiada. Cada asociación de agricultores pagó $45 para asistir y cada empresa pagó $50. Esta es la novena rueda anual de agro-negocios, así que parece que es una institución duradera.

El negocio es una calle de dos sentidos. Por ejemplo, un productor innovador de chorizos de pescado quedó en vender sus finos productos a hoteles y supermercados, pero también compró una máquina para embalar su pescado ahumado al vacío, e hizo un acuerdo para comprar trucha de una asociación de productores.

la boletaCon más de 400 personas felices, bien metidas en charlas en el salón, pasan desapercibidos tres miembros del equipo a un lado, sentados en una mesa, pasando a máquina las hojas escritas a mano en cada una de las reuniones. Las tres personas usan un software especial que permite compilar las estadísticas ese rato. Los datos ayudarán con el seguimiento. Dos meses después de la rueda, profesionales de Fundación Valles llamarán a los representantes de los grupos para hacerles recuerdo: “Ya casi son tres meses desde que quedaron en volver a reunirse para comprar (o vender) su producto ¿cómo van con eso?”

Miguel Florido, facilitador, explica que en los años previos, la rueda trajo hasta $14 millones en negocios, pero mayormente con bancos y aseguradoras, firmando contratos para créditos o seguros. Actualmente se mueve un poco menos de dinero, pero la gente vende y compra productos tangibles, locales, que es lo que los agricultores quieren.

Agradecimiento: La rueda de agro-negocios se organizó por Fundación Valles y Fundesnap.

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