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Farewell coca, hello cocoa November 26th, 2017 by

Vea la versión en español a continuación.

Enrique Arévalo is the general coordinator at the Instituto de Cultivos Tropicales (ICT) or Tropical Crops Institute, based in Tarapoto, the capital of San Martín department in northern Peru. I met my old colleague last week at an international symposium on cocoa in Lima, before visiting ICT and learning more about the rise in importance of cocoa in Peru – and the challenges in supporting farmers.

Cocoa is ICT’s most important crop and increasingly popular with farmers in San Martín, one of the main production areas. But, as Enrique explained in his introduction to ICT, San Martín is also a major coca producer. Coca is the plant from which cocaine is made. Although it is illegal to make cocaine, coca is a legal crop in Peru and Bolivia, where the partially dried leaves are chewed to ward off altitude sickness, dampen hunger and produce a soothing tea known as mate de coca.

In its early days, ICT, a private institute, did research on coca yields but that has faded away. Although cocoa is one of the key crops promoted as an alternative to coca in Peru (and elsewhere), support for cocoa research and development is far from guaranteed, as Enrique explained.

Enrique outlined what ICT did. “We offer technical support to farmers, in soil testing and diagnosis of pests and diseases, for example. We organise training for extension agents who work for the many cooperatives that buy and process cocoa.†ICT also works with tropical fruits, including banana, and popular medicinal crops such as noni and sacha inchi (Plukenetia volubilis). Despite responding directly to farmers’ needs, Enrique said it was difficult to sustain existing services while, as he put it, â€doing research for the futureâ€, such as a new cocoa grafting technique that ICT had developed.

ICT relies on project funding plus some support from farmer associations, cocoa buyers and local government. The reduction in US funding has been particularly steep. As funds have dried up so staff numbers have declined. It was sad to hear Enrique tell me that ICTused to have over 60 staff. “Now there are only six of us to provide support to farmers while maintaining laboratory equipment and germplasm collections.†The germplasm collections are particularly important, a vital resource for understanding and exploiting the full genetic potential of of cocoa and other ICT crops.

Crippling an institute takes an instant while re-establishing staff capacity can take years. The best staff find jobs elsewhere and won’t return. Experience fades quickly when one is no longer working on a particular crop. Building up the next generation of knowledgeable scientists is a lengthy task. Rehabilitating neglected germplasm collections takes years, assuming that they can be resurrected from overgrown plots.

Cocoa production is on the up in Peru, with over 100,000 tonnes produced in 2016. The work of Enrique and his fellow scientists has done much to develop cocoa as a viable crop. The cocoa germplasm collections at ICT (one next to the laboratories and another in a separate plot) contain an invaluable store of both local varieties – Peru has the largest cocoa diversity in the world – and those introduced from other major collections, particularly Trinidad and Tobago. ICT ensures that trees are regularly pruned and plots are kept clean and free from disease. It was good to see how well the collections were being maintained through the dedication of ICT staff. But, as Enrique explained, “we need to do more to safeguard cocoa genetic resources for Peruvian farmers.â€

I was part of a group of scientists and representatives from leading chocolate companies, such as Mars and Mondelēz, that visited ICT. The companies already support a lot of cocoa research and development and though more funding is always welcome it is governments that are responsible for their farmers. A swelling influx of tourists has helped promote fine flavour and aroma chocolate made in Peru. The national and international profile of Peruvian cocoa is growing and needs to be matched by reliable funding that allows dedicated scientists such as Enrique and his colleagues at ICT to stay on top of existing technical challenges while innovating for the future.

Eating chocolate is a fleeting indulgence for consumers; cocoa income is an everyday lifeline for 90,000 families in Peru, paying for food, schooling, healthcare and other essentials. You can’t sustain cocoa production without sustaining cocoa science. Identifying new funding streams is the key challenge for maintaining innovation and development of the cocoa sector in Peru.

Without the necessary support, farmers may not be able to earn enough from cocoa to support their families, and return to coca.

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Enrique Arévalo es el coordinador general del Instituto de Cultivos Tropicales (ICT), con sede en Tarapoto, capital del departamento de San Martín situado en el norte del Perú. Me encontré con mi viejo colega la semana pasada en un simposio internacional sobre el cacao en Lima, antes de visitar el ICT y aprender más sobre el aumento de la importancia del cacao en Perú, y los desafíos en el apoyo a los agricultores.

El cacao es el cultivo más importante del ICT y cada vez es más popular entre los agricultores de San Martín, una de las principales áreas de producción. Pero, como Enrique explicó en su introducción al ICT, San Martín también es un importante productor de coca. La coca es la planta a partir de la cual se produce la cocaína. Aunque es ilegal producirla, la coca es un cultivo legal en Perú y Bolivia, donde las hojas parcialmente secas se mastican para evitar el mal de altura, reducir el hambre y producir un té relajante llamado mate de coca.

En sus inicios, el ICT, un instituto privado, investigaba sobre el rendimiento de la coca pero eso se ha desvanecido. Aunque el cacao es uno de los principales cultivos promovidos como alternativa a la coca en Perú (y en otros lugares), el apoyo para la investigación y el desarrollo del cacao está lejos de estar garantizado, como Enrique explicó.

Enrique describió lo que el ICT hizo: “Ofrecemos soporte técnico a los agricultores, en pruebas de suelo y diagnóstico de plagas y enfermedades, por ejemplo. Organizamos cursos de formación para los agentes de extensión que trabajan para las muchas cooperativas que compran y procesan el cacao “. El ICT también trabaja con frutas tropicales, incluido el banano, y cultivos medicinales populares como el noni y el sacha inchi (Plukenetia volubilis). A pesar de responder directamente a las necesidades de los agricultores, Enrique dijo que era difícil mantener los servicios existentes mientras “se investiga para el futuro”, como por ejemplo, una nueva técnica de injerto de cacao que el ICT había desarrollado.

El ICT se basa en el financiamiento de proyectos además de obtener cierto apoyo de asociaciones de agricultores, compradores de cacao y del gobierno local. La reducción de la financiación de los Estados Unidos ha sido particularmente pronunciada. Como los fondos se han “secadoâ€, el número de empleados ha disminuido. Fue triste escuchar a Enrique decirme que el ICT solía tener más de 60 empleados. “Ahora solo somos seis los que apoyamos a los agricultores mientras mantenemos equipo de laboratorio y las colecciones de germoplasma”. Estas colecciones de germoplasma son particularmente importantes, ya que son un recurso vital para comprender y explotar todo el potencial genético del cacao y otros cultivos del ICT.

Se require un instante para paralizar un instituto, mientras que restablecer la capacidad del personal puede llevar años. El mejor personal encuentra trabajo en otro lugar y no regresará. La experiencia se desvanece rápidamente cuando uno ya no está trabajando en un cultivo en particular. Desarrollar la próxima generación de científicos expertos es una tarea larga. La rehabilitación de colecciones de germoplasma abandonadas lleva años, suponiendo que se puedan resucitar de parcelas descuidadas.

La producción de cacao está en alza en Perú, con más de 100.000 toneladas producidas en 2016. El trabajo de Enrique y sus colegas científicos ha contribuido mucho a desarrollar el cacao como un cultivo viable. Las colecciones de germoplasma de cacao en el ICT (una al lado de los laboratorios y otra en una parcela separada) contienen una valiosa reserva de ambas variedades locales – Perú tiene la mayor diversidad de cacao del mundo – y de variedades introducidas de otras colecciones importantes, particularmente de Trinidad y Tobago . El ICT asegura que los árboles se podan regularmente y las parcelas se mantienen limpias y libres de enfermedades. Estuvo bien ver lo bien se mantenían las colecciones gracias a la dedicación del personal de ICT. Pero, como explicó Enrique, “tenemos que hacer más para salvaguardar los recursos genéticos del cacao para los agricultores peruanos”.

Formé parte de un grupo de científicos y representantes de compañías líderes de chocolate, como Mars y Mondelēz, que visitaron el ICT. Las compañías ya apoyan una gran cantidad de investigación y desarrollo del cacao, y aunque más financiación siempre es bienvenida, son los gobiernos los responsables de sus agricultores. Una creciente afluencia de turistas ha ayudado a promover el sabor fino y el aroma del chocolate hecho en Perú. El perfil nacional e internacional del cacao peruano está creciendo y debe ser acompañado por un financiamiento fiable que permita a científicos dedicados como Enrique y sus colegas del ICT mantenerse al tanto de los desafíos técnicos existentes mientras innovan para el futuro.

Comer chocolate es una indulgencia pasajera para los consumidores; los ingresos del cacao son una línea de vida cotidiana para 90,000 familias en el Perú, que permite pagar sus alimentos, la educación, sus gastos para la salud y otros artículos esenciales. No se puede mantener la producción de cacao sin sustentar la ciencia del cacao. Identificar nuevas fuentes de financiamiento es el desafío clave para mantener la innovación y el desarrollo del sector del cacao en Perú. Sin el apoyo necesario, los agricultores tal vez no puedan ganar lo suficiente del cacao para mantener a sus familias y para no volver a la coca.

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