Vea la versión en español a continuación
Recently Paul wrote about how people in Ch’ojñapata, a small village in the mountains high above Lake Titicaca, blend old and new ways of predicting the weather. While we were filming in the village, we also learned more about how climate change is affecting crops.
At this high altitude, 4250 meters above sea level, farmers grow bitter potato, or luk’i. This is related to the common potato, but a separate species, Solanum juzepcuzukii. Luk’i was domesticated in the Andes thousands of years ago and is well adapted to high altitudes and conditions which favor few other crops. Little else will grow in Ch’ojñapata besides luk’i potatoes and some pasture grasses where the villagers herd their alpacas on the steep slopes.
Veteran farmer Juan Mamani explained that in Ch’ojñapata it is now getting too warm to plant luk’i potatoes. And even when people can grow luk’i potatoes, it is no longer cold enough to properly process them. To make bitter potatoes edible, villagers have to freeze them outdoors for four nights. “Now, in mid-winter (June) when we would normally get a long freeze, it may only last one night, and when it then rains the luk’i rot.”
Don Juan’s friend and neighbor, Celestino Laime, adds that the rains once came at predictable times. Now it can rain at any time, often with heavy downpours, making it difficult to farm.
There are other signs that the normal patterns of weather are changing. The farmers told us that the glaciers around them are disappearing. The mountains, once covered in solid white ice, are starting to turn grey. Now people can see the rocks appear as the ice melts and retreats.
The farmers are adapting, as they always do. With the warmer climate, folks in Ch’ojñapata are growing more of the common potatoes. It is not a perfect solution. They show us a potato field killed by summer frost. The bitter potatoes would have survived that cold snap.
Some people in northern, industrial countries are still denying climate change; villagers in the high Andes don’t have that luxury. They live with the changing climate and worry about it every day.
Related blogs
Three generations of knowledge
Acknowledgements
We were accompanied on this trip by Ing. Edwin Yucra, a professor at the Universidad Mayor de San Andrés. We thank Edwin for being generous with his time and his knowledge. His work is funded in part by the Collaborative Crop Research Program of the McKnight Foundation.
CAMBIO CLIMÁTICO ALTOANDINO
Por Jeff Bentley, 10 de febrero del 2019
Recientemente Paul escribió acerca de cómo la gente en Ch’ojñapata, un pequeño pueblo en las montañas en lo alto del Lago Titicaca, mezcla viejas y nuevas formas de predecir el tiempo. Mientras filmábamos en la comunidad, también aprendimos más sobre cómo el cambio climático está afectando a los cultivos.
A esta altitud, 4.250 metros sobre el nivel del mar, los agricultores cultivan papa amarga, o luk’i, que es pariente de la papa común, pero es una especie separada, Solanum juzepcuzukii. La papa luk’i fue domesticada en los Andes hace miles de años y está bien adaptada a las alturas y a las condiciones donde pocos cultivos crecen. En Ch’ojñapata nada más crece además de papas y algunos pastos donde la gente pasta sus alpacas en las laderas.
El veterano agricultor Juan Mamani nos contó que ahora en Ch’ojñapata hace mucho calor para sembrar papas luk’i. Y aun cuando la gente puede cultivar luk’i, ya no hace suficiente frío para procesarlo bien. Para que el luk’i sea comestible, hay que congelarlos al aire libre durante cuatro noches. “Ahora, en el invierno (junio), cuando sabíamos tener una buena helada, puede helar sólo una noche, y cuando llueve el luk’i se pudre.”
El amigo y vecino de don Juan, Celestino Laime, agrega que antes, las lluvias llegaban en su debido momento. Ahora puede llover en cualquier momento, a menudo con fuertes lluvias, y es difícil sembrar.
Hay otras señales de que los patrones normales del clima están cambiando. Los agricultores nos dijeron que los glaciares que los rodean están desapareciendo. Los cerros, antes tapados de hielo blanco sólido, empiezan a ponerse color plomo. Ahora la gente ve que las piedras aparecen a medida que el hielo se derrite y se retira.
Los agricultores se están adaptando, como siempre lo hacen. Con el clima más cálido, la gente de Ch’ojñapata está cultivando más papas comunes. No es una solución perfecta. Nos muestran un campo de papas muertas por heladas que antes no abían en el verano. Las papas luk’is hubieran sobrevivido a esa ola de frío.
Algunas personas en los países del norte siguen negando el cambio climático; la gente rural andina no tiene ese lujo. Ellos viven con el cambio climático y se preocupan por ello todos los días.
Blogs relacionados
Three generations of knowledge
Agradecimientos
En este viaje nos acompañó el Ing. Edwin Yucra, catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés. Agradecemos a Edwin por ser generoso con su tiempo y su conocimiento. Su trabajo es financiado en parte por el Programa Colaborativo de Investigación de Cultivos de la Fundación McKnight.