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We have written earlier in this blog about “Effective Microorganisms®” or EM, a branded, commercial preparation. In both of those previous stories, people were using EMs in pig pens, to reduce the odor and to quickly turn the manure to a rich, black compost.
This week I learned how you can culture your own microorganisms, using some simple equipment and a few inexpensive ingredients. Ing. Abrahán Mujica showed me and a small group at his agroecology course that you can start by collecting some leaf litter. We gathered the leaves and top soil from the base of two or three molle trees in the city of Cochabamba.
We put some 5 kilos of leaf litter and black soil on a plastic table. We added a kilo of raw sugar and a kilo of bran (rich in proteins), to feed the microorganisms, and just enough water to turn the mix to a paste. It should be just moist enough that it will release a couple of drops when you press it in your hand
As we mixed up the ingredients, a smell like bread yeast soon filled the room.
“Smell the yeast!” Abrahán said. “The yeast are the first microorganisms to respond to the sugar.”
“Not just yeast,” I said. “There must be 10,000 species of microbes in there.” Abrahán happily agreed.
We filled a third of a 20-liter bucket with this paste, and covered it with plastic bags, tied on with a rubber tie, to keep out the air. The mix will rot if it is exposed to the air, Abrahán stressed. Fermentation is without oxygen.
After a month, Abrahán will mix the fermented paste with water in a 200-liter barrel, seal it again for another month, and then drain off the water, which by then will be full of microorganisms.
He filters this solution through an ordinary cloth and bottles the liquid for sale. The label reads “The Life of the Soil”. It can be sprayed on the soil to make it healthier, or added to compost to speed up decomposition, or used as fertilizer on plant leaves. He said it is intended mainly for soil that has been killed by pesticides, to bring the soil back to life.
Abrahán’s home also doubles as a small shop, where he sells ácido piroleñoso (liquid smoke distilled during charcoal making—which is mixed with water and sprayed onto crops as natural insect and fungus control). He also makes potassium soap (which he makes by mixing potassium sulfate with cooking oil), sulfur-lime blend, Bordeaux mix, and other products for protecting plants without toxic chemicals.
Although Abrahán makes the products he sells, he is happy to teach others. On his agroecology course, he teaches others his trade secrets about how to make each product. There will always be lots of people who don’t want to mix these brews. And those who do make their own will also help to make the world a better place, by reducing the use of toxic pesticides, which Abrahán explains are a danger to farmers and consumers.
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FOMENTANDO MICROORGANISMOS QUE MEJORAN EL SUELO
Por Jeff Bentley
16 de febrero del 2020
Hemos escrito antes en este blog sobre “Microorganismos Efectivos®” o EM, una marca comercial. Los dos blogs anteriores explican el uso de EMs en camas de cerdos para reducir el olor y ayudar a la descomposición del estiércol.
Esta semana aprendí cómo uno puede multiplicar sus propios microorganismos, usando un equipo simple y unos pocos ingredientes baratos. El Ing. Abrahán Mujica me mostró a mí y a un pequeño grupo en su curso de agroecología. Recogimos tierra vegetal o sach’a wanu, como decimos en Bolivia, del pie de un molle, en plena ciudad.
En una mesa de plástico, pusimos como 5 kilos de sach’a wanu. Añadimos un kilo de chancaca (azúcar moreno) y un kilo de salvado (cascarilla de cereal rica en proteínas), para alimentar a los microorganismos, y sólo el agua suficiente para convertir la mezcla en una pasta, que al apretarla, debe soltar un par de gotas.
Mientras mezclábamos los ingredientes, un olor a levadura de pan llenó el ambiente.
“¡Sientan la levadura!” Abrahán dijo. “La levadura es el primer microorganismo que responde al azúcar y nutrientes”.
“No sólo la levadura”, dije. “Debe haber 10.000 especies de microbios ahí”. Abrahán estuvo plenamente de acuerdo.
Llenamos un tercio de un tacho de plástico de 20 litros con esta pasta y lo tapamos con hojas de plástico, atadas con una liga de goma, para evitar que entre el aire. La mezcla se pudrirá si se expone al aire. Abrahán recalcó que la fermentación es sin oxígeno.
Después de un mes, Abrahán la mezclará con agua en un turril de 200 litros; lo sellará de nuevo por otro mes, y luego drenará el agua, que para entonces estará llena de microorganismos.
Él filtra esta solución a través de un paño ordinario y embotella el líquido para su venta. La etiqueta dice “La vida del suelo”. Puede ser fumigado en el suelo para devolverle vitalidad, o puesto en la abonera para acelerar la descomposición, o aplicado a las plantas como abono filiar. Dijo que está destinado principalmente a los suelos que se han muerto por los plaguicidas, para devolverles la vida.
La casa de Abrahán también funciona como una pequeña tienda, donde vende ácido piroleñoso (humo líquido destilado durante la fabricación de carbón vegetal, que se mezcla con agua y se fumiga sobre los cultivos para controlar los insectos y los hongos de forma natural). También hace jabón potásico (que elabora mezclando sulfato de potasio con aceite de cocina), caldo sulfocálcico, caldo bordelés y otros productos para proteger las plantas sin productos químicos tóxicos.
Aunque Abrahán fabrica los productos que vende, le gusta enseñar a los demás. En su curso de agroecología, enseña a otros sus secretos sobre cómo hacer cada producto. Siempre tendrá mercado, porque habrá mucha gente que no quiere hacer estas mezclas. Y aquellos que hacen la suya también ayudarán a hacer del mundo un lugar mejor, reduciendo el uso de agroquímicos mucho más tóxicos, que Abrahán está convencido son un peligro para los agricultores y consumidores.
Previamente en nuestro blog
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