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In the Peruvian Andes, in the southern hemisphere’s summer of 1990-91, a researcher named Ricardo ClaverÃas wondered if local people really could predict the weather. In 1990, before the crops were planted, ClaverÃas interviewed a random sample of 32 farmers living near the shores of Lake Titicaca. As they do every year, these farmers observed the stars, the birds, animals, cactus and other plants to predict the agricultural season.
Each individual farmer looked at several “indicators†or signs of nature, and some people were better observers than others, but 59% of ClaverÃas’ sample predicted a normal or a dry year. However, 16% had still not formed an opinion, so 70% of those who had made their forecast at the time of the study told ClaverÃas it would be a normal year, although perhaps a little dry.
Even though 70% of the sampled farmers is a clear majority, the prediction was not unanimous. In effect, it did turn out to be a slightly dry year, but it was complicated. The rains were below average, but there was little frost, so the main crops and animals thrived (potatoes, quinoa, llamas and sheep). In general, the study reconfirmed farmers’ predictions.
A few years later, ClaverÃas had an excellent opportunity to compare scientific and peasant forecasts for an agricultural season.
In July of 1997, weather experts met in Lima, to discuss the upcoming El Niño event, which they could foresee by the rise in ocean temperatures off the Peruvian coast. The experts predicted massive flooding in the Amazon Basin, and along the Pacific Coast, but in Peru’s section of the Altiplano, the high plains in the south, there would be a devastating drought, an opinion seconded by a meeting of international meteorologists in Lima in October of that year.
In 1997, ClaverÃas didn’t have time to do as complete a study as he had done seven years earlier, but he did ask some farmers on the Altiplano how the upcoming summer season of 1997-98 would unfold. He also asked agronomists who were in close contact with farmers. These folk forecasts were mainly for a good year. Farmers especially noticed the various species of birds that nested in the totora, a plant in the shallow waters of Titicaca.
Every year the lake waters rise and fall with changes in the rainfall. The birds build their nests in the totora above the water, in the dry season. If the birds sense a wet year, they make their nests high on the totora plants. If the birds feel a dry year coming on, they build their nests low, close to the water. In 1997, the bird nests were fairly high, and the farmers did not believe there would be a drought.
It turns out that the scientific predictions were right, on the coast, which was drenched in floods. But on the Altiplano the drought never came. The rains were a bit below normal during the September-to-May growing season, but certainly within the normal range. The harvests were good, and with the devastation brought on other regions, prices were high and the farmers were able to make money by selling any surplus they had.
ClaverÃas argued for more and better studies to verify local weather prediction. I’m not sure that there have been many follow-up studies in the 20 years since he wrote his unpublished paper. Such research would take a bit of time and effort, but it could be done in a year or two, ideal for a thesis project, and the method is straightforward. Besides, such a study could be done in other parts of the world, not just in the Andes.
Method to verify local weather prediction knowledge
1. Compile the indicators that farmers in your study area use to predict the weather.
2. Ask a few dozen farmers for their forecasts before the agricultural season begins.
3. Compile weather data and farm production figures as the year unfolds.
A few such studies would reject or confirm the hypothesis that folk meteorology can predict the weather for a whole season at a time—a task that normal science still cannot do, El Niño years aside. The practical results would be of value for the whole agricultural sector.
ClaverÃas’ paper has been cited 35 times (well, now 36), which is respectable for a publication, but outstanding for a manuscript that was never published. Any future weather paper would no doubt appeal to a large audience.
Further reading
ClaverÃas, Ricardo 2000 Conocimientos de los Campesinos Andinos sobre los Predictores Climáticos: Elementos para su Verificación. Paper read at the Seminary-Workshop organized by the NOAA Project (Missouri). Chucuito, Puno, Perú.
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¿LA GENTE ANDINA RURAL PUEDE PRONOSTICAR EL TIEMPO DE VERDAD?
Por Jeff Bentley, 3 de enero del 2021
En los Andes peruanos, en el verano de 1990-91, un investigador llamado Ricardo ClaverÃas se preguntó si la gente local realmente podÃa pronosticar el clima. En 1990, antes de que se sembraran sus chacras, ClaverÃas se entrevistó con una muestra al azar de 32 agricultores que vivÃan cerca del lago Titicaca. Como lo hacen todos los años, estos agricultores observaron las estrellas, los pájaros, los animales, los cactus y otras plantas para predecir el tiempo duranta la campaña agrÃcola.
Cada agricultor individual observó varios “indicadores” o signos de la naturaleza, y algunas personas fueron mejores observadores que otras, pero el 59% de la muestra de ClaverÃas predijo un año normal o seco. Sin embargo, el 16% aún no se habÃa formado una opinión, por lo que el 70% de los que habÃan hecho su pronóstico en el momento del estudio le dijeron a ClaverÃas que serÃa un año normal, aunque tal vez un poco seco.
Aunque el 70% de los agricultores de la muestra es una clara mayorÃa, la predicción no fue unánime. En efecto, resultó ser un año ligeramente seco, pero era complicado. Las lluvias eran un poco inferiores al promedio, pero hubo pocas heladas, por lo que hubo una buena producción de los principales cultivos y animales (papas, quinua, llamas y ovejas). En general, el estudio reconfirmó las predicciones de los agricultores.
Unos años más tarde, ClaverÃas tuvo una excelente oportunidad de comparar los pronósticos cientÃficos y campesinos para una temporada agrÃcola.
En julio del 1997, los meteorólogos se reunieron en Lima, para discutir el próximo evento de El Niño, que podÃan prever por el aumento de las temperaturas del mar en la costa peruana. Los expertos predijeron inundaciones masivas en la cuenca amazónica y a lo largo de la costa del PacÃfico, pero en Altiplano del Perú, las altas llanuras del sur, habrÃa una sequÃa devastadora, opinión que fue secundada por una reunión de meteorólogos internacionales en Lima en octubre de ese año.
En 1997, ClaverÃas no tuvo tiempo de hacer un estudio tan completo como el que habÃa hecho siete años antes, pero sà preguntó a algunos agricultores del Altiplano cómo se desarrollarÃa la próxima temporada del verano de 1997-98. También preguntó a los agrónomos que estaban en estrecho contacto con los agricultores. Estas predicciones populares eran principalmente para un buen año. Los agricultores se fijaron especialmente en las diversas especies de aves que anidaban en la totora, una planta de las aguas poco profundas del Titicaca.
Cada año las aguas del lago suben y bajan con los cambios en la lluvia. Los pájaros construyen sus nidos en las totoras, sobre el agua, durante la época seca. Si las aves perciben un año lluvioso, hacen sus nidos en lo alto de las totoras. Si sienten que viene un año seco, construyen sus nidos bajo, cerca del nivel del agua. En 1997, los nidos de las aves estaban bastante altos, y la gente rural no creÃan que habrÃa una sequÃa.
Resulta que las predicciones cientÃficas eran correctas, en la costa, que estaba devastada por las inundaciones. Pero en el Altiplano, la sequÃa nunca llegó. Las lluvias estuvieron un poco por debajo de lo normal durante la campaña agrÃcola de septiembre a mayo, pero siempre dentro del rango normal. Las cosechas fueron buenas, y con la destrucción causada en otras regiones, los precios de los alimentos fueron altos y los agricultores ganaban dinero vendiendo cualquier excedente que tuvieran.
ClaverÃas abogó por más y mejores estudios para verificar el pronóstico meteorológico local. Dudo que haya habido muchos estudios de seguimiento en los 20 años desde que escribió su trabajo. Tal investigación tomarÃa un poco de tiempo y esfuerzo, pero podrÃa hacerse en un año o dos, ideal para un proyecto de tesis, y el método es claro. Además, se podrÃa hacer el estudio en otras partes del mundo, no sólo en los Andes.
Método para verificar el conocimiento meteorológico local
1. Compile los indicadores que los agricultores de su zona usan para pronosticar el tiempo.
2. Pida diagnósticos a unas docenas de personas rurales antes de que empiece la campaña agrÃcola.
3. Compile los datos meteorológicos y de producción agrÃcola a medida que pase el año.
Unos pocos estudios de este tipo rechazarÃan o confirmarÃan la hipótesis de que la meteorologÃa popular puede pronosticar el tiempo para todo un año en un momento dado, una tarea que la ciencia normal todavÃa no puede hacer, excepto tal vez en años de El Niño. Los resultados prácticos serÃan valiosos para todo el sector agrÃcola.
El trabajo de ClaverÃas ha sido citado 35 veces (bueno, ahora 36), lo que es respetable para una publicación, pero es mucho para un manuscrito inédito. Cualquier futura publicación cientÃfica sobre la meteorologÃa popular sin duda atraerÃa a un buen público.
Further reading
ClaverÃas, Ricardo 2000 Conocimientos de los Campesinos Andinos sobre los Predictores Climáticos: Elementos para su Verificación. Trabajo presentado en el Seminario-Taller organizado por el Proyecto NOAA (Missouri). Chucuito, Puno, Perú.
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