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Eating the experiment July 25th, 2021 by

Vea la versión en español a continuación

Even though farmers and agricultural scientists share the same field of study, they have completely different experimental styles.

This past year in Ecuador, Ph.D. candidate Israel Navarrete was encouraging farmers to experiment, and he was struck by how much time it took them just to pick a research question. While organizing three small groups of farmers in the province of Cotopaxi, Israel found that the local people could take up to three meetings just to pick a topic. Some farmers felt that the other group members weren’t listening to them. (Hurt feelings are as normal in peasant communities as in university departments).

One of Israel’s small groups, made up entirely of women, was dedicated to growing potatoes and black maize. Like the farmers I wrote about recently from Lake Titicaca, the Ecuadorian women had problems with tuber moths destroying their seed potatoes. These farmers from Cotopaxi eventually decided to see if they could control the moths by treating their seed potatoes with garlic extract and with “cementina†(a local type of construction lime).

Israel encouraged them to do multiple replicates of the experiment. Replicates (simultaneous repetitions of the experiment) are a hallmark of the scientific method, and they are especially important in agriculture where each plot of earth, each batch of seed is slightly unique, like snowflakes. An idea has to be tried several times to see if the result is consistent, and is not just a chance occurrence.

But the farmers of Cotopaxi declined to use replicates, and simply tried the lime and garlic on one batch of seed. The solution seemed to work, so Israel encouraged the women to try it again, perhaps in different treatments (such as the lime alone, or the garlic alone, and both together). But the farmers refused. They were satisfied with the results.

As Israel explained this experience, he tried to hide his frustration that the farmers would not work on the experiment in more detail. He was philosophical about the results. He said, “The farmers take a complicated idea and test it in a simple way, while researchers take a simple idea, and test it in a complicated way.â€

Much of the scientific method is designed to show universal truth. The experiment has to be replicable and described in numbers and published. After the data is collected, the experiment can be thrown away.

For the farmers, the experiment doesn’t have to be replicable. It only has to achieve results on their farm. It doesn’t need numbers because the farmers are looking for large qualitative differences. You either get rid of the tuber moths, or you don’t. And unlike the scientists, the farmers have to make a living from the actual experiment. In this case, the farmers planted the seed potatoes they had dusted with lime and garlic.

The scientists write up the experiment and publish. It is part of their job. The farmers learn from the experiment and then eat it. It is part of their life.

In spite of having remarkably different experimental styles, collaboration between smallholders and researchers is most valuable for the insights farmers have from years of making a living on the farm. A biologist may never have come up with the idea of fighting the tuber moth with lime and garlic.

People of different professions can have different goals and methods, even when they work on the same topic, which is all the more reason why they should share ideas with each other.

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Acknowledgement

Israel Navarrete is an Ecuadorian expert on seed health, and a Ph.D. candidate at the University of Wageningen, in the Netherlands. His research is funded by the International Potato Center (CIP) and the McKnight Foundation’s Collaborative Crop Research Program (CCRP).

Further reading

Bentley, Jeffery W. 1994 “Facts, Fantasies and Failures of Farmer Participatory Research.” Agriculture and Human Values 11(2&3):140-150.

Photo

Photo by Veronika Vogel, courtesy of Israel Navarrete

 

EXPERIMENTOS QUE SE COMEN

Jeff Bentley 25 de julio del 2021

Aunque los agricultores y los científicos agrícolas comparten el mismo campo de estudio, tienen estilos experimentales completamente diferentes.

El año pasado, en Ecuador, el estudiante de doctorado Israel Navarrete animó a los agricultores a experimentar, y le llamó la atención el tiempo que les llevaba sólo elegir una pregunta de investigación. Mientras organizaba tres pequeños grupos de agricultores en la provincia de Cotopaxi, Israel descubrió que los lugareños podían tardar hasta tres reuniones sólo para elegir un tema. Algunos agricultores sentían que los otros miembros del grupo no les escuchaban. (Las roces y resentimientos son tan comunes en las comunidades campesinas como en los departamentos universitarios).

Uno de los pequeños grupos de Israel, formado exclusivamente por mujeres, se dedicaba a cultivar papas y maíz negro. Al igual que los agricultores y agricultoras del Lago Titicaca sobre las que escribí hace poco, las ecuatorianas tenían problemas con las polillas de la papa que destruían su semilla de papa. Estas agricultoras de Cotopaxi decidieron finalmente ver si podían controlar las polillas tratando su semilla con extracto de ajo y con “cementina” (un tipo de cal para la construcción).

Israel les animó a hacer múltiples réplicas del experimento. Las réplicas (repeticiones simultáneas del experimento) son un fundamento del método científico, y son especialmente importantes en la agricultura, donde cada parcela de tierra, cada lote de semillas es algo único, como los copos de nieve. Hay que probar una idea varias veces para ver si el resultado es consistente y no es una mera casualidad.

Pero las agricultoras de Cotopaxi se negaron a usar réplicas y se limitaron a probar la cal y el ajo en un solo lote de semilla. La solución pareció funcionar, por lo que Israel animó a las mujeres a probarlo de nuevo, tal vez en diferentes tratamientos (como la cal sola, o el ajo solo, y ambos juntos). Pero las agricultoras se negaron. Estaban satisfechos con los resultados.

Al explicar esta experiencia, Israel trató de ocultar su frustración de que los agricultores no quisieran trabajar en el experimento con más detalle. Se mostró filosófico sobre los resultados. Dijo: “Los agricultores toman una idea complicada y la prueban de forma sencilla, mientras que los investigadores toman una idea sencilla y la prueban de forma complicada”.

Gran parte del método científico está diseñado para mostrar una verdad universal. El experimento tiene que ser replicable y estar descrito en números y publicado. Una vez recolectados los datos, el experimento puede desecharse.

Para los agricultores, el experimento no tiene que ser replicable. Sólo tiene que conseguir resultados en su finca. No necesita números porque los agricultores buscan grandes diferencias cualitativas. O se elimina la polilla de la papa, o no. Y a diferencia de los científicos, los agricultores tienen que vivir del experimento en sí. En este caso, los agricultores sembraron la semilla de papa que habían rociado con cal y ajo.

Los científicos redactan el experimento y lo publican. Es parte de su trabajo. Los agricultores aprenden del experimento y se lo comen. Es parte de su vida.

A pesar de tener estilos experimentales bien diferentes, la colaboración entre los pequeños agricultores y los investigadores es valiosa por los conocimientos que tienen los agricultores tras años de ganarse la vida trabajando la tierra. Puede que a un biólogo no se le haya ocurrido nunca la idea de combatir la polilla del tubérculo con cal y ajo.

Personas de distintas profesiones pueden tener objetivos y métodos diferentes, incluso cuando trabajan en el mismo tema, y justo por eso vale la pena que compartan ideas entre sí.

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Agradecimiento

Israel Navarrete es un experto ecuatoriano en la sanidad de las semillas, y candidato a PhD en la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos. Su investigación está financiada por el Centro Internacional de la Papa (CIP) y el Programa Colaborativo de Investigación de Cultivos (CCRP) de la Fundación McKnight.

Lectura adicional

Bentley, Jeffery W. 1990 “La Participación de los Agricultores en Hechos, Fantasías y Fracasos: Introducción a la Memoria del Simposio.” Ceiba 31(2):29-41.

Foto

Foto por Veronika Vogel, cortesía de Israel Navarrete

 

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