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Good fences make good neighbors March 6th, 2022 by

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Unbounded by fences, neighbors may occasionally take a furrow from your field when they plow their own. Farmers around the world make fences from stone, barbed-wire, or earth bunds. They may stack up split rails. Some in Central America plant living fences: a line of trees connected with barbed wire. Everywhere, fences tend to be made from abundant materials.

In the Ecuadorian Andes, in the province of Cotopaxi, I was intrigued recently to see field borders marked largely by agave, a large, thorny, succulent plant. Agave grows well here, and withstands the yearly dry season. If planted in a line, agave will grow into a tight barrier. The leaves have sharp thorns along the sides and nasty one on the tip, keeping out livestock. As farmer Mercedes JĂĄcome explained, the agave marks the field boundary. It lets the neighbors know where their field stops and yours begins.

The agave also has several uses. You can chop up the juicy leaves as fodder for cows. When the agave is mature, at 12 or 15 years, you can make a hole in the crown of the plant to collect the sap that flows into the cavity. This liquid is called chawar mishki, a sweet, lightly alcoholic drink You can drink it fresh or cook it with rice, barley or wheat. Before plastic rope was invented, the agave fibers were made into twine. This use is reflected in one of the local names for agave, cabuya (“twine”).

Farmers also leave wild cherry trees (capulĂ­) when they sprout in the line of agaves. The agave leaves protect the seedlings of volunteer trees and shrubs. While the profuse blossoms of the capulĂ­ tree attract lots of pollinators, its small, dark red fruits are welcome in February, near the start of the rainy season.

Wild flowers also grow between the agaves and the cherries, providing habitat for beneficial insects, like wasps and many kinds of flies that prey on insect pests. Agronomists Diego Mina and Mayra Coro are working with farmers to preserve the field borders, and also to experiment with them. Innovative beekeeper José Santamaría is planting malva on some of his borders because it flowers early, providing food for his bees. He also uses the leaves to feed his rabbits and guinea pigs

Occasionally fences can lead to conflicts. Lucrecia Sivinta explained that her field neighbor lives in Quito, the capital of Ecuador. The neighbor has invested in large greenhouses, using chemicals to grow flowers for export. One day, doña Lucrecia was horrified to find that her neighbor had thoughtlessly sprayed herbicides on the field border, damaging the agaves and killing all of the wild flowers, leaving a dead, ugly yellow mess. Lucrecia said she would talk to the neighbor, who should have known better than to spray their common border.

A field border is not quite private, and not collective, either. It is shared by two land owners, linking them as well as dividing their land. Fences can make good neighbors, if they communicate and manage their field edges together, negotiating a common space that they share.

Previous Agro-Insight blogs

To fence or not to fence

Puppy love

A positive validation

Mending fences, making friends

Related videos

The wasp that protects our crops

Turning honey into money

Scientific names

Agave: Agave americana

CapulĂ­ (wild cherry, or Andean cherry): Prunus serĂłtina

Malva: Lavatera sp.

Acknowledgements

Thanks to Diego Mina and Mayra Coro for introducing us the farmers in Cotopaxi, and for sharing their knowledge with us. Thanks also to Mayra and Diego for their valuable comments on a previous version of this blog. Diego and Mayra work for IRD (Institut de Recherche pour le DĂ©veloppement). Our work was funded by the McKnight Foundation’s Collaborative Crop Research Program (CCRP).

BUENOS CERCOS HACEN BUENOS VECINOS

Por Jeff Bentley, 6 de marzo del 2022

Sin cercos, un agricultor puede perder un surco cada vez que los vecinos aran el campo al lado. Los agricultores en todo el mundo construyen cercos de piedra, de alambre de pĂșa, o de tierra. Algunos apilan listones partidos. En CentroamĂ©rica, algunos plantan cercos vivos: una lĂ­nea de ĂĄrboles conectados con alambre de pĂșa. En cada lugar, suelen hacer cercos de materiales abundantes.

En los Andes ecuatorianos, en la provincia de Cotopaxi, me intrigĂł hace poco ver los lĂ­mites de los campos marcados en gran parte por el agave, una planta grande, espinosa y suculenta. El agave crece bien y resiste la Ă©poca seca. Si se planta en lĂ­nea, las plantas de agave forman una barrera cerrada. Hay espinas filudas en los bordes de las hojas, y otra en la punta, que alejan al ganado. Como explica la agricultora Mercedes JĂĄcome, el agave marca el lĂ­mite del campo. Permite a que los vecinos conozcan los lĂ­mites de su campo.

El agave tambiĂ©n tiene varios usos. Se pueden cortar las suculentas hojas como forraje para las vacas. Cuando el agave estĂĄ maduro, a sus 12 o15 años, se puede hacer un agujero en el cogollo para extraer la savia. Este lĂ­quido es conocido como chawar mishki, una bebida dulce y ligeramente alcohĂłlica. Se puede tomarlo fresco, directamente de la planta, o cocinarlo con arroz, cebada o trigo. Antes de que se inventara la cuerda de plĂĄstico, las fibras de agave se convertĂ­an en cabuya. Por eso, dos de los nombres locales del agave todavĂ­a son “cabuya” o “cabuyo”.

Los agricultores de este lugar también dejan crecer a los cerezos andinos, el capulí, cuando brotan junto a los agaves. Las hojas de los agaves protegen las plåntulas de los årboles y arbustos voluntarios. Mientras que las profusas flores del capulí atraen a muchos polinizadores, sus pequeños frutos de rojo oscuro son apetecidos en febrero, cerca del inicio de la época de lluvias.

Las flores silvestres tambiĂ©n crecen entre los agaves y los cerezos andinos, creando un hĂĄbitat para los insectos Ăștiles, como las avispas y muchos tipos de moscas que comen los insectos plagas. Los ingenieros Diego Mina y Mayra Coro trabajan con los agricultores para cuidar los bordes de los campos, y tambiĂ©n para experimentar con ellos. El innovador apicultor JosĂ© SantamarĂ­a estĂĄ plantando malva en algunos de sus linderos porque florece pronto para alimentar a sus abejas. La malva tambiĂ©n produce abundante follaje que le sirve para alimentar sus animales, especialmente cuyes y conejos.

A veces, los cercos pueden dar lugar a conflictos. Lucrecia Sivinta explica que su vecino tiene un terreno junto al suyo. El vecino vive en Quito, la capital de Ecuador. Ha invertido en grandes invernaderos y usa agro-químicos para cultivar flores para la exportación. Un día, doña Lucrecia se horrorizó al descubrir que su vecino había fumigado herbicidas en el límite del campo, dañando los agaves y matando todas las flores silvestres, dejando una fea mancha amarilla y muerta. Lucrecia dijo que hablaría con el vecino, porque él no tenía que fumigar el borde entre sus campos.

Un lĂ­mite o cerco de campo no es del todo privado, ni tampoco colectivo. Es compartido por dos o mĂĄs propietarios. El lĂ­mite los une, pero a la vez los divide. Los cercos pueden hacer buenos vecinos, si se comunican y juntos manejan el espacio que comparten.

Previamente en el blog de Agro-Insight

To fence or not to fence

Puppy love

Mending fences, making friends

Videos relacionados

La avispa que protege nuestros cultivos

La miel es oro

Nombres cientĂ­ficos

Agave, o cabuya, cabuyo o penca: Agave americana

CapulĂ­: Prunus serĂłtina

Malva: Lavatera sp.

Agradecimientos

Gracias a Diego Mina y Mayra Coro por presentarnos a la gente de Cotopaxi, y por compartir su conocimiento con nosotros. Gracias a Mayra y Diego por sus valiosos comentarios sobre una versiĂłn previa de este blog. Diego y Mayra trabajan para IRD (Institut de Recherche pour le DĂ©veloppement). Nuestro trabajo fue financiado por Programa Colaborativo de InvestigaciĂłn de Cultivos (CCRP) de la FundaciĂłn McKnight.

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