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Unbounded by fences, neighbors may occasionally take a furrow from your field when they plow their own. Farmers around the world make fences from stone, barbed-wire, or earth bunds. They may stack up split rails. Some in Central America plant living fences: a line of trees connected with barbed wire. Everywhere, fences tend to be made from abundant materials.
In the Ecuadorian Andes, in the province of Cotopaxi, I was intrigued recently to see field borders marked largely by agave, a large, thorny, succulent plant. Agave grows well here, and withstands the yearly dry season. If planted in a line, agave will grow into a tight barrier. The leaves have sharp thorns along the sides and nasty one on the tip, keeping out livestock. As farmer Mercedes JĂĄcome explained, the agave marks the field boundary. It lets the neighbors know where their field stops and yours begins.
The agave also has several uses. You can chop up the juicy leaves as fodder for cows. When the agave is mature, at 12 or 15 years, you can make a hole in the crown of the plant to collect the sap that flows into the cavity. This liquid is called chawar mishki, a sweet, lightly alcoholic drink You can drink it fresh or cook it with rice, barley or wheat. Before plastic rope was invented, the agave fibers were made into twine. This use is reflected in one of the local names for agave, cabuya (âtwineâ).
Farmers also leave wild cherry trees (capulĂ) when they sprout in the line of agaves. The agave leaves protect the seedlings of volunteer trees and shrubs. While the profuse blossoms of the capulĂ tree attract lots of pollinators, its small, dark red fruits are welcome in February, near the start of the rainy season.
Wild flowers also grow between the agaves and the cherries, providing habitat for beneficial insects, like wasps and many kinds of flies that prey on insect pests. Agronomists Diego Mina and Mayra Coro are working with farmers to preserve the field borders, and also to experiment with them. Innovative beekeeper JosĂ© SantamarĂa is planting malva on some of his borders because it flowers early, providing food for his bees. He also uses the leaves to feed his rabbits and guinea pigs
Occasionally fences can lead to conflicts. Lucrecia Sivinta explained that her field neighbor lives in Quito, the capital of Ecuador. The neighbor has invested in large greenhouses, using chemicals to grow flowers for export. One day, doña Lucrecia was horrified to find that her neighbor had thoughtlessly sprayed herbicides on the field border, damaging the agaves and killing all of the wild flowers, leaving a dead, ugly yellow mess. Lucrecia said she would talk to the neighbor, who should have known better than to spray their common border.
A field border is not quite private, and not collective, either. It is shared by two land owners, linking them as well as dividing their land. Fences can make good neighbors, if they communicate and manage their field edges together, negotiating a common space that they share.
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Mending fences, making friends
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The wasp that protects our crops
Scientific names
Agave: Agave americana
CapulĂ (wild cherry, or Andean cherry): Prunus serĂłtina
Malva: Lavatera sp.
Acknowledgements
Thanks to Diego Mina and Mayra Coro for introducing us the farmers in Cotopaxi, and for sharing their knowledge with us. Thanks also to Mayra and Diego for their valuable comments on a previous version of this blog. Diego and Mayra work for IRD (Institut de Recherche pour le DĂ©veloppement). Our work was funded by the McKnight Foundationâs Collaborative Crop Research Program (CCRP).
BUENOS CERCOS HACEN BUENOS VECINOS
Por Jeff Bentley, 6 de marzo del 2022
Sin cercos, un agricultor puede perder un surco cada vez que los vecinos aran el campo al lado. Los agricultores en todo el mundo construyen cercos de piedra, de alambre de pĂșa, o de tierra. Algunos apilan listones partidos. En CentroamĂ©rica, algunos plantan cercos vivos: una lĂnea de ĂĄrboles conectados con alambre de pĂșa. En cada lugar, suelen hacer cercos de materiales abundantes.
En los Andes ecuatorianos, en la provincia de Cotopaxi, me intrigĂł hace poco ver los lĂmites de los campos marcados en gran parte por el agave, una planta grande, espinosa y suculenta. El agave crece bien y resiste la Ă©poca seca. Si se planta en lĂnea, las plantas de agave forman una barrera cerrada. Hay espinas filudas en los bordes de las hojas, y otra en la punta, que alejan al ganado. Como explica la agricultora Mercedes JĂĄcome, el agave marca el lĂmite del campo. Permite a que los vecinos conozcan los lĂmites de su campo.
El agave tambiĂ©n tiene varios usos. Se pueden cortar las suculentas hojas como forraje para las vacas. Cuando el agave estĂĄ maduro, a sus 12 o15 años, se puede hacer un agujero en el cogollo para extraer la savia. Este lĂquido es conocido como chawar mishki, una bebida dulce y ligeramente alcohĂłlica. Se puede tomarlo fresco, directamente de la planta, o cocinarlo con arroz, cebada o trigo. Antes de que se inventara la cuerda de plĂĄstico, las fibras de agave se convertĂan en cabuya. Por eso, dos de los nombres locales del agave todavĂa son âcabuyaâ o âcabuyoâ.
Los agricultores de este lugar tambiĂ©n dejan crecer a los cerezos andinos, el capulĂ, cuando brotan junto a los agaves. Las hojas de los agaves protegen las plĂĄntulas de los ĂĄrboles y arbustos voluntarios. Mientras que las profusas flores del capulĂ atraen a muchos polinizadores, sus pequeños frutos de rojo oscuro son apetecidos en febrero, cerca del inicio de la Ă©poca de lluvias.
Las flores silvestres tambiĂ©n crecen entre los agaves y los cerezos andinos, creando un hĂĄbitat para los insectos Ăștiles, como las avispas y muchos tipos de moscas que comen los insectos plagas. Los ingenieros Diego Mina y Mayra Coro trabajan con los agricultores para cuidar los bordes de los campos, y tambiĂ©n para experimentar con ellos. El innovador apicultor JosĂ© SantamarĂa estĂĄ plantando malva en algunos de sus linderos porque florece pronto para alimentar a sus abejas. La malva tambiĂ©n produce abundante follaje que le sirve para alimentar sus animales, especialmente cuyes y conejos.
A veces, los cercos pueden dar lugar a conflictos. Lucrecia Sivinta explica que su vecino tiene un terreno junto al suyo. El vecino vive en Quito, la capital de Ecuador. Ha invertido en grandes invernaderos y usa agro-quĂmicos para cultivar flores para la exportaciĂłn. Un dĂa, doña Lucrecia se horrorizĂł al descubrir que su vecino habĂa fumigado herbicidas en el lĂmite del campo, dañando los agaves y matando todas las flores silvestres, dejando una fea mancha amarilla y muerta. Lucrecia dijo que hablarĂa con el vecino, porque Ă©l no tenĂa que fumigar el borde entre sus campos.
Un lĂmite o cerco de campo no es del todo privado, ni tampoco colectivo. Es compartido por dos o mĂĄs propietarios. El lĂmite los une, pero a la vez los divide. Los cercos pueden hacer buenos vecinos, si se comunican y juntos manejan el espacio que comparten.
Previamente en el blog de Agro-Insight
Mending fences, making friends
Videos relacionados
La avispa que protege nuestros cultivos
Nombres cientĂficos
Agave, o cabuya, cabuyo o penca: Agave americana
CapulĂ: Prunus serĂłtina
Malva: Lavatera sp.
Agradecimientos
Gracias a Diego Mina y Mayra Coro por presentarnos a la gente de Cotopaxi, y por compartir su conocimiento con nosotros. Gracias a Mayra y Diego por sus valiosos comentarios sobre una versiĂłn previa de este blog. Diego y Mayra trabajan para IRD (Institut de Recherche pour le DĂ©veloppement). Nuestro trabajo fue financiado por Programa Colaborativo de InvestigaciĂłn de Cultivos (CCRP) de la FundaciĂłn McKnight.