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Chocolate has been getting a bad rap lately, for everything from deforestation to child labor and underpaid farmers who grow the cacao and never taste the chocolate. Fortunately, that’s not how they grow cacao in Bolivia.
I’ve been hearing about El Ceibo for 30 years. This umbrella organization of 47 cooperatives and over 1,300 cacao growers has been putting cocoa powder on Bolivian grocery shelves for some time, and in recent years they have been making fabulous chocolate bars. So, I was glad to get a chance to go spend a week with them not too long ago.
I went with José Luis Escobar, an agronomist who has known El Ceibo since the 1990s. El Ceibo’s headquarters are a campus of neat brick buildings, in the small town of Sapecho, in the Alto Beni region, La Paz, in the humid tropics of the Bolivian lowlands. The campus has offices, a lab, and meeting rooms, but also buildings to process cacao, and solar dryers with wheels so the drying cacao beans can be quickly rolled under a roof during a sudden shower. The walkways between the buildings are lined with cocoa trees with beautiful red, purple or golden pods.
Javier Marino, the sub-director of Ceibo’s technical wing (PIAF), showed us their nursery, also in Sapecho. Javier grew up on a nearby cocoa farm. After going away to get a degree in agronomy, he came back home and began to work at El Ceibo. 95% of Ceibo’s employees are cooperative members, or their children or grandchildren.
At the nursery, workers (all from cocoa-growing families) were busy mixing soil, sand and compost to fill the plastic bags to plant cocoa seeds. To meet the growing demand for cacao trees, El Ceibo is planning to sell half a million cocoa seedlings this year. The cocoa seedlings are of varieties that tolerate diseases like monilia, caused by a fungus. Tolerant varieties help farmers produce organic chocolate, without chemicals. Ceibo is also building a factory to produce biological fungicides and organic fertilizers.
El Ceibo has more than 10 extensionists, many of whom are cacao farmers, as well as professional agronomists. The extensionists visit each of the cooperatives that make up El Ceibo, and teach farmers to manage cacao and its diseases naturally. By nature, cocoa trees grow in the forest, in partial shade. The extensionists teach farmers to plant fruit and native forest trees among the cocoa. All the trees, even the cocoa, are pruned to let in light and air, to prevent diseases. El Ceibo agronomists explain to farmers that growing cacao with other trees also helps to manage the extreme temperatures of climate change.
El Ceibo maintains a model agroforestry plot at their nursery, where cacao grows under the rainforest trees. Some farmers have adopted agroforestry, but all of them have at least some forest trees growing among their cacao. Some of the trees are forest giants, so El Ceibo has a team of experts who visit farmers, to prune the tall trees. The pruners climb the trees safely, with ropes and harnesses. By cutting off the lower branches, the big trees cast just the right amount of shade, and the trees don’t have to be cut down. Years later, the trees can be harvested for timber, and then replanted.
All of this agronomy is paying off. In just eight years, El Ceibo has more than doubled its yield of organic cocoa, from an average of 450 pounds per hectare to 1000 (from 200 kilos to 450). To handle the increased volume, two years ago El Ceibo built a new collection center and processing plant near Sapecho. Trucks pull in with the harvested cacao beans, sent by the farmers. Before drying the cacao beans, El Ceibo ferments them in large wooden boxes, to bring out the best chocolate aromas, flavors and colors, and to get a higher price.
El Ceibo exports some cocoa butter through a German organic and fairtrade company, GEPA, and sells cocoa beans to chocolate-makers in Switzerland. But 70% of their production is for Bolivia. El Ceibo has a chocolate plant in the big city of El Alto, six hours away, staffed by grown children of cacao farmers.
Ceibo also has a shop, that opens onto a street in Sapecho, where you can buy general hardware, and special cacao-growing tools, besides the chocolate candies and cookies that El Ceibo produces. A sign in the shop reminds the cacao farmers that if they show their membership card they can buy the chocolates at a discount.
I met Jesús Tapia, a cacao-grower who has been a member of El Ceibo for 40 years. For the past two years he has also been the second vice-president of the board of directors. Like all of El Ceibo’s leaders, don Jesús was elected by the general membership. El Ceibo started 47 years ago, when a group of cocoa farmers decided that they could sell their own cocoa, and cut out the middlemen. These dealers would buy the cacao on credit, but could be slow coming back with the money. Cooperatives don’t always last very long, especially large umbrella organizations that bring together dozens of cooperatives. But here in Bolivia, the cacao farmers sell their produce at a fair price, create jobs for their co-op members, grow rainforest trees, and they have their own chocolate shop.
Acknowledgements
I’m indebted to José Luis Escobar, and to Misael Condori for introducing me to El Ceibo, and for their patient explanations. Thanks to José Luis Escobar and Paul Van Mele for reading and commenting on a previous version of this blog.
El Ceibo Cooperative Federation Ltd. (El Ceibo) has given technical assistance to its members since the 1980s. In 1993 El Ceibo created the Program to Implement Agroecology and Forestry (PIAF), which carries out research and development for the cooperatives.
Scientific name. Monilia is a disease caused by the fungus Moniliophthora roreri.
EL CEIBO: BUENOS AGRICULTORES, BUEN CHOCOLATE
Por Jeff Bentley, 9 de junio del 2024
Últimamente el chocolate tiene mala fama, desde la deforestación hasta el trabajo infantil y los agricultores mal pagados que producen el cacao sin jamás probar el chocolate. Afortunadamente, en Bolivia no se produce el cacao asÃ.
Hace 30 años que oigo hablar de El Ceibo. Esta central de cooperativas, que agrupa a 47 cooperativas de base y más de 1.300 productores de cacao, lleva tiempo vendiendo cocoa en polvo y otros productos en sus tiendas y supermercados bolivianos. En los últimos años salieron con unas fabulosas barras de chocolate. Por eso me alegró tener la oportunidad de pasar una semana con ellos.
Fui con José Luis Escobar, un ingeniero agrónomo que conoce al Ceibo desde los años 90. La sede de El Ceibo es un campus de edificios bien construidos, de ladrillo, en el pueblo de Sapecho de la región de Alto Beni, La Paz, en el trópico húmedo de las tierras bajas bolivianas. El campus tiene oficinas, un laboratorio y salas de reuniones, pero también predios para procesar el cacao y secadores solares corredizos para meter los granos de cacao bajo techo rápidamente en caso de una lluvia sorpresiva. Las aceras entre los edificios están bordeadas de árboles de cacao con hermosas mazorcas rojas, moradas o doradas.
Javier Marino, el sub director del brazo técnico de El Ceibo (PIAF), nos mostró sus viveros, también en Sapecho. Javier es de la zona, y es hijo de productores de cacao. Tras egresarse como ingeniero agrónomo en la ciudad, volvió a casa y empezó a trabajar en El Ceibo. El 95% de los empleados de Ceibo son cooperativistas, o sus hijos o nietos.
En el vivero, los trabajadores (todos de familias cacaoteras) mezclan tierra, arena y abono para llenar las bolsas de plástico donde sembrar las semillas de cacao. Para satisfacer la creciente demanda de cacaoteros, este año El Ceibo venderá medio millón de plantines de cacao. Los plantines de cacao son de variedades que toleran enfermedades como la monilia, causada por un hongo. Las variedades tolerantes ayudan a los agricultores a producir chocolate ecológico, sin quÃmicos. El Ceibo también está construyendo una fábrica para producir fungicidas biológicos y abonos orgánicos.
El Ceibo tiene más de 10 extensionistas. Muchos producen cacao, además de ser agrónomos profesionales. Los extensionistas visitan cada una de las cooperativas que componen El Ceibo y enseñan a los agricultores a manejar adecuadamente el cacao y sus enfermedades de forma natural. Por naturaleza, los árboles de cacao crecen en el bosque, en sombra parcial. Los extensionistas enseñan a los agricultores a plantar árboles frutales y forestales nativos entre el cacao. Todos los árboles, incluso el cacao, se podan para dejar entrar la luz y el aire, y asà evitar las enfermedades. Los extensionistas de El Ceibo explican a los agricultores que cultivar cacao junto con otros árboles ayuda a manejar las temperaturas extremas del cambio climático.
Desde hace años, El Ceibo mantiene un modelo agroforestal en su vivero, donde el cacao crece bajo los árboles del bosque. Algunos agricultores han adoptado la agroforesterÃa, pero todos tienen al menos algunos árboles forestales entre su cacao. Algunos de los árboles son gigantes del bosque; por eso El Ceibo tiene un equipo de expertos que visita a los agricultores para podar los árboles altos. Los podadores trepan a los árboles de forma segura, con lasos y arneses. Al cortar las ramas bajeras, los grandes árboles dan justo suficiente sombra y no es necesario talarlos. Años más tarde, los árboles pueden ser cosechados para madera y ser replantados.
Toda esta agronomÃa está dando sus frutos. En sólo ocho años, El Ceibo ha duplicado su producción de cacao ecológico, de un promedio de 45 quintales por hectárea a 10. Para manejar el mayor volumen, hace dos años El Ceibo construyó una nueva planta de acopio y de procesamiento de cacao húmedo, cerca de Sapecho. Llegan los camiones con cacao cosechado por sus agricultores. El cacao es fermentado en cajas de madera grandes, para resaltar los mejores aromas, sabores y colores del chocolate, y obtener un precio más alto.
El Ceibo exporta parte de la manteca de cacao a través de una empresa alemana de comercio justo y orgánico, GEPA, y vende granos de cacao a chocolateros de Suiza. Pero el 70% de su producción se destina a Bolivia. El Ceibo tiene una fábrica de chocolates en la gran ciudad de El Alto, a seis horas de distancia, donde trabajan los hijos e hijas mayores de los productores de cacao.
Ceibo también tiene una tienda, que da a una calle de Sapecho, donde se puede comprar ferreterÃa en general y herramientas especiales para el cultivo del cacao, además de dulces y galletas de chocolate que El Ceibo produce. Un cartel en la tienda recuerda a los cacaocultores que si muestran su carnet de socio pueden comprar los chocolates con descuento.
Conocà a Jesús Tapia, un cultivador de cacao que es socio de El Ceibo desde hace 40 años. Desde hace dos años es también vicepresidente segundo de la junta directiva. Como todos los dirigentes de El Ceibo, don Jesús fue elegido por voto popular de los socios. El Ceibo nació hace 47 años, cuando un grupo de cacaocultores decidió vender su propio cacao y evitar a los intermediarios, que compraban la producción a crédito, pero tardaban en devolver el dinero. Las cooperativas no siempre duran mucho, sobre todo las grandes organizaciones que agrupan a docenas de cooperativas. Pero aquÃ, en Bolivia, los cultivadores de cacao venden sus productos a un precio justo, crean puestos de trabajo para sus cooperativas y afiliados, cultivan árboles de la selva tropical y tienen su propia chocolaterÃa.
Agradecimientos
Estoy agradecido a José Luis Escobar y Misael Condori por hacerme conocer El Ceibo y por sus pacientes explicaciones. Gracias a José Luis Escobar y Paul Van Mele por leer y comentar sobre una versión previa de este blog.
La Central de Cooperativas El Ceibo R.L. (El Ceibo) ha dado asistencia técnica a sus afiliados desde los años 80. En el 1993 El Ceibo creó el Programa de Implementaciones Agro-ecológicas y Forestales (PIAF), el cual se encarga de la investigación y desarrollo para la central.
Nombre cientÃfico. La monilia es una enfermedad causada por el hongo Moniliophthora roreri.